Vajrayogini

Historial

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  • Del 5 de julio al 2 de agosto de 2016
  • Del 14 de julio al 11 de agosto de 2018
  • Del 3 de julio al 1 de agosto de 2019

Histórico


Esta página consta de tres ensayos

CANGREJO :: Vajrayogini

Forma de cabeza de jabalí, Vajravarahi

“Cerda de Diamante”

Ciclo lunar 2009: comienza el 23 de junio con la fina luna del atardecer en el CANGREJO – termina el 22 de julio con la luna nueva 120ECL, en el CANGREJO, lado derecho.

Vajrayogini 1a

 Imagen típica de Vajrayogini, también llamada Vajravarahi, Dakini de cabeza de jabalí, considerada como la voluntad suprema del Yoga Tantra Anuttara o Supremo en el Budismo tibetano.

Ahora, algunos de vosotros os estaréis preguntando, “¿No parecen iguales todos estas nenas como prostitutas exóticas deambulando en torno a la promoción del Club Med?” Lo mismo podría decirse de las Mahavidyas: aparte de los detalles iconográficos puntillosos, todas parecen más o menos iguales. Tanto las Dakinis como las Mahavidyas son estereotipos visuales del poder de la mujer, imágenes genéricas de Shakti, la Feminidad Divina. ¿Después de todo cuál es el valor y la relevancia de estas visualizaciones?

El Shakti Cluster es una explosión de la Feminidad Divina del calibre 18, independientemente de cómo lo visualices. Las imágenes de las devatas –Mahavidyas (1-10) y Dakinis (11-15), con una maestra sublime (16), una guardiana peligrosa (17) y el nodo de identidad lúcido de la misma Gaia-Sophia (18)– derivan del material recibido, la sabiduría popular de la diosa de las fuentes hindúes y tibetanas. Podrían describirse como 18 canales de energía sin hacer referencia a detalles visuales de ningún tipo, ni incluso la visualización de una forma femenina.

Estos estereotipos vienen del pasado, pero el Shakti Cluster no es un producto del pasado. No puede rastrearse desde el pasado en adelante, aunque pueden encontrarse ciertas prefiguraciones de él en el pasado. El Shakti Cluster es totalmente actual, inmediato, de ahora. Algunos precedentes en la tradición india y tibetana señalan hacia a su manifestación actual, se podría decir, pero el Cluster es en esencia novedoso, único para este momento del tiempo histórico. Sugerí en un ensayo introductorio al Tantra Planetario que las imágenes visuales para el Cluster son como anfitrionas vestidas con trajes tradicionales que dan la bienvenida a los participantes de una convención. Las anfitrionas del Shakti Cluster llevan dos tipos de atuendos: el kitsch hindú con sari y joyas para las Mahavidyas; y las Dakinis desnudas con la corona de cinco calaveras, un cuchillo curvo y un cuenco de calavera con sangre o sesos, adornos en las orejas y cuello, collar de cabezas cortadas y una faja de huesos.

Uso estas imágenes para introducir el Shakti Cluster, pero no insisto en que haya que conservarlas. El Cluster es una erupción en la imaginación religiosa de la especie humana. Como tal, inicialmente se revela mediante el material preexistente. Recurre a las visualizaciones de la Feminidad Divina que existen en el almacén de la imaginación humana. Pero básicamente no está limitado a estas imágenes. Las trasciende y las sobrepasa, o lo hará rápidamente. Solamente insisto en usar estas imágenes por su poder sugerente y por la oportunidad que presentan para aprender ciertos atributos y cualidades de Gaia Shakti, el poder planetario femenino al que también se le llama sabiduría, Sophia. Una vez que te familiarizas con sus frecuencias, Shakti-Sophia se instala en tu imaginación de la manera que más se ajusta a ti y realza tu conexión con ella. A todos los efectos, Gaia se configura a sí misma en la imaginación de cada persona en la Tierra de una manera totalmente única. El Shakti Cluster no solo prepara al individuo para esta configuración, es el filón integral que enmarca y unifica todas las diversas experiencias místicas directas de la presencia de Gaia.

Luz primordial

Vajrayogini 1b

La devata que preside este ciclo lunar es Vajrayogini, también conocida como Vajravarahi, la Cerda de Diamante o Cerda Diamantina. Varahi (va-RA-hi) significa cerda, puerca o jabalí. Vajra significa diamante, cristal o diamantino. Todos estos términos se refieren a algo que es extremadamente duro. Representada como una dakini con cabeza de jabalí o cerda diamantina, Vajrayogini rara vez es representada con cabeza de jabalí. Constatarlo en Google imágenes y veréis que será difícil encontrar una imagen de una dakini con cabeza de jabalí, pero existen de manera más usual como esculturas o thangkas o pinturas. Las representaciones de tipo humano de Vajravarahi incluyen el motivo animal en la forma de un jabalí pequeño asomándose detrás de la oreja derecha de la dakini (detalle arriba).

La cabeza de jabalí y la designación de cerda diamantina se refieren a dos distintas experiencias místicas del poder sobrenatural en la presencia de la Diosa suprema, Devi o Shakti. Es imposible deducir de manera lógica lo que significan estas alusiones o resolverlas mediante un análisis de la representación artística y religiosa, etc.; uno tiene que someterse a la experiencia de primera mano que las produce. Ambos motivos se refieren a la experiencia de la luminosidad primordial, la radiación en la fuente de todo lo que existe, mental y materialmente. Es una radiación reflectora llamada en la terminología Shakta vimarsha. Se dice que es el espejo en el que la presencia suprema, Shiva, se contempla a sí misma.

En mi recuperación del mito gnóstico de la diosa caída, describí al Aeón Sophia como un torrente de luminosidad viva. En parte, el Aeón se materializa, se transforma en los elementos sensoriales de la Tierra, el aire, el fuego y el agua, pero en parte ella permanece en su forma original de luminosidad inmaterial, la Luz Orgánica. Propuse llamar a la Luz Orgánica su cuerpo substancial primario y a la Tierra su cuerpo planetario. Haciendo esto, seguí de cerca las enseñanzas Shakta y shivaístas sobre la luz de reflejo primordial de vimarsha. Los Shaktas o devotos de la Diosa de la Sabiduría, llaman al Aeón Sophia la Shakti Adya, “el supremo poder femenino fundacional”. El poder es una presencia o, dicho de otra manera, tú puedes estar presente para ese poder. El encuentro inmediato, de primera mano, con este poder revela que tiene dos cualidades, duro y blando. Hay una luz diamantina dura que tiene el movimiento del agua de lluvia fluyendo en ella y una luminosidad blanca blanda, la Luz Orgánica que permea la materia. La Luz Diamante está más allá de la expresión material, pero la Luz Orgánica brota dentro de la materialidad. Permea la masa sólida.

Nada de lo que estoy diciendo es abstracto o teórico. Todo ello se puede experimentar de primera mano y la confirmación de estas experiencias se encontrará a través de las enseñanzas Shakta hindúes, en el Shivaísmo Kashmiri y en el Tantra tibetano.

El motivo del jabalí se refiere a la experiencia directa con la Luz Diamante, y el motivo de la cerda madre se refiere a la experiencia de la Luz Orgánica –por lo que a mí me consta–. Al menos, esa es la mejor conjetura sobre el origen de estos términos. El jabalí que surge de la oreja derecha de Vajrayogini también puede referirse al sonido peculiar que se escucha en la profunda inmersión con la Luz Primordial: un gorjeo aburrido (no pretendo un juego de palabras) o extraño y un efecto de túnel que un amigo psiconauta describió que sucedía cuando “llegas directo a sus tubos de escape”. Cada una de las cinco Dakinis del Cielo Diamante que rodean a VV se correlacionan con una facultad del sentido: Vajrayogini con el sentido de la escucha.

En cuanto a la imaginería de la cerda madre, recuerda a la efigie gnóstica de la Diana de Éfeso:

Vajrayogini 1c

Como mencioné en la Galería Gnóstica Dos, las representaciones pictóricas y de estatuas de la Luz Orgánica son extremadamente escasas. Pero ésta es inconfundible. Debe haber derivado de la experiencia directa: tras contemplar la Luz Orgánica, uno a menudo se siente como si estuviera mamando leche de los pezones. Las espirales de luminosidad hacia ti son inmensas, vórtices nacarados o conos majestuosamente arremolinados que recuerdan a las conchas de mar aunque también a los pechos abultados. De hecho, puedes saborear la Luz Orgánica en tus labios. Ésta no es solo una impresión mía, sino que ha sido constatada por otros psiconautas que conozco.

Danza de la libertad

Así, hay dos impresiones de la Luz Primordial, vimarsha, el espejo donde se contempla a sí misma la consciencia pura sin sujeto u objeto. “Vajrayogini es indiscutiblemente la diosa suprema del Yoga Tantra Supremo”, escribe Miranda Shaw en Buddhist Goddesses of India. Bien, obviamente lo es, porque sus atributos se refieren directamente a la máxima experiencia mística de la Luz Primordial en sus modalidades dura y blanda. Ella es, digamos, la guardiana y mediadora de esa luz. Para expresarlo de otra manera, esta dakini está al mando de la presencia de esa luminosidad sublime y la “distribuye” en el flujo mental –o de forma más precisa en el campo de la atención abierta, la contemplación pura–. Vajrayogini capta tu atención hacia la luz. De hecho, ese es un poder yóguico supremo.

Shaw también dice de Vajrayogini: “Su danza es libertad total”. Contemplar directamente el medio en el que se refleja el universo es la libertad de la iluminación. Pero esta Dakini del Cielo Diamante no solamente capta la atención hacia este estado, también alcanza el estado ignorante y abre la pasión humana de formas más inmediatas y más intensamente íntimas que cualquier otra devata. Miranda Shaw:

Suele decirse de Vajrayogini que “su esencia es gran pasión”. “Gran pasión” (maharaga) denota una “pasión trascendente” o “pasión divina” exclusiva, libre de autorreferencialidad o de expresión egoísta y nociva. Habiendo trascendido el egoísmo y la ilusión, ella puede usar su pasión en su pureza sagrada y dirigirla a la liberación de otros… Su “pasión y lujuria cósmica” tiene una dimensión compasiva, pues “liberados de sujetarla se convierte en una fuerza de expansión y comunicación”. “Simultáneamente apoya el bienestar de los seres y resplandece para destruir las tendencias neuróticas del ego”. (Citando a Chogyam Trungpa, el maestro tibetano cuyo estilo y mensaje prefigura de manera el Tantra Kala más clara).

Este párrafo contiene los temas destacados para la sintonización con la instrucción dakini bajo el turno de Vajrayogini. Parte del arte más refinado del Tantra se puede aprender en este turno. El estilo de Vajrayogini es veloz e implacable, casi voraz en cómo ella despeja la ilusión y las fijaciones del ego único. Ella resplandece a través del territorio del ego marcado con estacas como ninguna otra devata, diría yo. Proporciona momentos de impresionante libertad. Donde Bagalamukhi te da la vuelta alrededor de un obstáculo, permitiendo que lo que en un instante te bloquea al siguiente instante está detrás de ti, Vajrayogini simplemente lo hará explotar en tu cara. Ella libera la mente y las emociones en momentos asombrosos de total libertad.

Cualquier cosa es un juego para el acto de liberación de Vajrayogini:

De acuerdo a su tonalidad del ser, Vajrayogini tiene cada modalidad emocional a su disposición y puede utilizarlas a voluntad. La mayoría de las deidades muestran solo una expresión facial prominente, pero el semblante de Vajrayogini registra una completa gama de emociones. Su expresión facial puede ser descrita como feliz, eróticamente cautivada, intensamente iracunda… o puede exponer una combinación de estados de ánimo… “está impregnada con una mezcla de ira y pasión, en la plenitud del éxtasis, riéndose y mostrando sus colmillos”. Incluso cuando se muestra con un ánimo beatífico, se muestra con incisivos afiliados, que aluden a su ferocidad y la cualidad omnívora del camino tántrico que requiere que uno se confronte y transforme –“digiera”, por así decirlo– cada experiencia que surge en el viaje a la iluminación (Ibídem).

Mostrará sus colmillos. Cuando lo hace, la verdad aparecerá. Como la guardiana suprema y deidad tutelar del Yoga Tantra Supremo (la octava etapa, una menos del Atiyoga), ella es la liberadora sublime. Bagalamukhi nos libera de los obstáculos hacia la autocomprensión. Vajrayogini nos libera de la autorreferencialidad (como señala Shaw, arriba). Yo prefiero el término autoimplicación. (Ver más abajo en “Lo más destacado del turno de Vajrayogini”).

Observación: Estoy escribiendo estos apuntes el viernes, 26 de junio: día 4 del turno de Vajrayogini. Anoche, en la terraza de mi casa en Andalucía, observé con una amiga tántrica la fina luna del atardecer que señala el turno. Ya, dos días dentro del ciclo, tuve un destello de instrucción dakini que completó una enseñanza que había recibido en marzo durante el turno de Chinnamasta. No pude informar sobre la instrucción de Chinnamasta, y no lo he hecho todavía, debido a la naturaleza extremadamente sorprendente, novedosa y radical de esa instrucción. Creo que esto es porque esta Mahavidya y esta Dakini del Cielo Diamante están en complicidad para impartir el principio o ley máxima del Tantra Kala para esta época. Este principio no ha sido nunca nombrado antes. No es un secreto perdido, sino un principio cósmico que se descubre perpetuamente cada vez de una manera diferente. Es una revelación del Despertar de Gaia única para este momento del tiempo, ahora mismo.

Con el destello de instrucción de Vajrayogini, puedo finalmente decir que el Tantra es, lo que la palabra de hecho vendrá a significar en términos gaianos, algo relativo a la biofísica real del planeta. Esta revelación me parece asombrosa y también lo puede ser para otros. Nos encargaremos de este asunto. Esta definición del Tantra viene directa de Vajrayogini, a través de mi instrucción. Y lleva la marca de su expresión: sobresaltar a la mente y resplandecer a través de cualquier cosa que impida a la conciencia humana que consiga la conciencia de la libertad total.

Presentaré esta definición de “La Ley Tántrica de XXX” en una entrevista de tres horas en un programa de radio americano Coast-to Coast AM, programada para el jueves 2 de julio a las 11 p.m. de la hora de la costa del Pacífico.

Lo más destacado del turno de Vajrayogini (añadido):

Prefiero el término “autoimplicación” a autorreferencialidad. Esta es la obsesión principal del narcisismo, la enfermedad psíquica terminal que se hace pandémica al final del Kali Yuga. La autoimplicación es la preocupación exclusiva por lo que afecta a una persona, sea lo que fuere que afecte a otros. Esto significa que no existe ninguna consideración por cómo la persona autoimplicada afecta a los demás, o incluso cómo la otra persona es afectada por cualquier cosa en absoluto. Muchos comportamientos demuestran descaradamente este tipo de autoimplicación insensible. Normalmente, llamamos simplemente a ese comportamiento actos o actitudes egoístas, egocentrismo. Por ejemplo, un supuesto amigo no muestra preocupación por la muerte de tu gato. Un ejemplo trivial que se puede multiplicar por mil. Luego, existen ejemplos no triviales: alguien que conoces y amas no muestra ningún interés por lo que buscas conseguir en la vida. Ese amigo solo está interesado en cómo tú le afectas a él o ella. La autoimplicación es la base del uso y el abuso, del control y la manipulación de los otros para que solamente nos afecten como nosotros lo deseamos.

Me gusta el término autoimplicación porque indica que una persona egoísta está involucrada o enredada en algo que le impide implicarse con los demás. En un estado saludable de las cosas, nosotros los seres humanos nos implicamos con los demás. Puede que lo manejemos mal o cometamos errores, o nos impliquemos de más, pero la buena disposición básica de tender la mano y estar implicado con los demás es sensata y gratificante. El amor es la implicación con la vida del otro. La implicación de más se llama codependencia y esto también es endémico en nuestros tiempos. Pero la codependencia con implicación excesiva siempre ocurre por una autoimplicación inicial que no se ha reconocido o admitido. La gente es codependiente porque egoístamente piensa que compensará o abastecerá a su autoimplicación y necesidad egocéntrica de una manera u otra. El codependiente regala su ser para obtener algo –una oportunidad podrida para todo el mundo–. Así que los comportamientos están estrechamente relacionados y pueden reforzarse entre ellos.

Algunos individuos, sin embargo, puede que se opongan con fuerza a la codependencia: su autoimplicación es tan profunda y complicada que no pueden engranarse con otra persona para desarrollar o expresar actitudes codependientes. La autoimplicación extrema produce un comportamiento que aísla a la persona autoimplicada y devasta a los que intentan llegar a esa persona. El aislamiento es la gran plaga social y emocional de nuestra época. Es un claro síntoma de virus global del narcisismo. Defino el narcisismo como la excesiva preocupación por uno mismo basada en la carencia de un sentido genuino del ser. Sin un sentido genuino del ser, no te puedes relacionar honesta y abiertamente con los demás y te hundes en un agujero negro de preocupación por ti mismo. Esa es la paradoja esencial del narcisismo.

¿Y cómo entra Vajrayogini en todo esto? Yo supongo que ella es la devata que opera de una manera más profunda en el territorio de la autoimplicación, porque el momento de la iluminación aporta una liberación total de la autoimplicación. El conocimiento directo del shunyata, el Vacío, viene con la conciencia de que ninguna cosa o ser se mantiene solo. Tú y yo solo existimos en la relación, involucrados con los demás y reflejados en los demás. Y el otro no es meramente tú, allí, aunque es un reflejo de ti. En el vacío liberador de la conciencia iluminada, tú solo existes en el flujo inmanente de la relación. El vacío no es la desolación, sino la contingencia absoluta. Es imposible reflejar algo si estás totalmente autoimplicado. Puedes mirar los ojos, digamos, de un gatito y no ver nada, ninguna otra cosa o ser o conciencia.

Para estar reflejado en la mirada de otro, debes darte cuenta de que existen los otros. El uno y el otro existen en la unidad, pero no son una unidad, no la misma cosa. Esa es la maravilla de la unidad: es la unión, el reflejo o la fusión de dos cosas o seres distintos. Vajrayogini enseña el reflejo y la salida de la autoimplicación. Esta es una idea central para la instrucción sagrada.

La medida de la compasión

Me doy cuenta de que cómo ella lo hace es realmente fascinante. Ella usa el placer y la pasión para separar al ser de su autoimplicación. La pasión, incluso la gran pasión, es la herramienta más efectiva de su kit. Una gran pasión nos liberará de la autoimplicación cuando nada más funciona. La naturaleza de la pasión es explotar y expandirse para tender la mano incesantemente. Esta es también la tonalidad o firma dinámica del CANGREJO. Esta constelación pequeña y amorfa tiene la apariencia y el tacto de una nebulosa espiral que se expande ante tu mirada.

La unidad del deseo y la compasión es la instrucción importante de Vajrayogini. El deseo de complacer a otra persona, por ejemplo, es una fuerza que, con seguridad, anulará la autoimplicación.

“El deseo es la medida de toda compasión”, es uno de los cinco principios del Tantra Kala. Esta es sintaxis dakini, una enseñanza exacta y rigurosa.

Esta enseñanza significa que la forma en que expresas y vives tu deseo muestra cómo realmente funciona tu compasión. La compasión es la habilidad para sentir cómo otro se ve afectado o bien por lo que haces o por cualquier cosa. Sentir lo que el otro siente no es sentir para ellos (eso es codependencia) sino con ellos: com- significa “con”; o incluso mejor, a través de ellos. Puedes dañar a alguien y todavía sentir compasión por él si reconoces lo que siente al estar herido. La compasión no es un estado donde te encuentras más allá de lastimar o dañar a alguien, con intención o de otra manera. Es la actitud de responsabilidad total hacia cómo afectas a los demás. Pero no es la responsabilidad por lo que los demás hacen con esa emoción, cómo la reciben y la manejan. Esa es su responsabilidad.

La compasión en términos kálika no es una aproximación altruista o transpersonal a la vida: es desiderista, basada en el deseo. La objeción obvia a los valores basados en el placer o hedonistas del Tantra Kala es esta: si simplemente haces lo que deseas y lo que te complace solo a ti, egoístamente, ignoras a los otros y cómo tú les afectas. Pero la enseñanza kálika es que no puedes hacer el bien a los demás, independientemente de lo que pienses que estás haciendo por ellos, a no ser que tu compasión salga directamente de tu deseo.

Por ejemplo, imaginad que yo deseo vivir en un chalet en el Lago Ginebra y pasar mi tiempo haciendo esquí náutico. Ese deseo, mientras lo pongo en práctica, visto por aquellos a quienes le afecta mi acción, es la medida de mi compasión por los demás. No hay mucha compasión en alguien que desea hacer esquí acuático en el Lago Ginebra. Obviamente. Si deseo vivir en una enorme casa como la que tienen las estrellas de cine, ese deseo es la medida de mi compasión por la humanidad. El tamaño del deseo por mi propia comodidad y lujo es la medida de mi compasión. ¿Cuánto espacio hay para la compasión cuando el deseo por el cuidado de uno mismo es tan enorme y reflejado en el tamaño de la casa? De acuerdo, la gente que se mima a sí misma a esa escala se gira y hace cosas buenas, apoya a las organizaciones benéficas, hace cosas en nombre de la compasión y demás. De esta manera esos tipos a menudo dicen que están entregando por el exceso y el privilegio del que disfrutan. Pero ningún acto de compensación es verdaderamente compasivo. La compasión es totalmente gratuita, tan independiente de resultados y recompensas como de condiciones tales como vivir materialmente mejor que otros en la vida. El privilegio y el lujo no son ocasiones para la compasión. Pero entonces tampoco lo son la pobreza y la privación. No hay ocasión para la compasión excepto alcanzar a los demás y asumir la responsabilidad para reconocer y admitir como tú les afectas, positiva y negativamente.

Tradicionalmente, en el Budismo la compasión trata fundamentalmente del sufrimiento. Constantemente escuchamos la consideración y las acciones compasivas de los Budas en respuesta al sufrimiento de todos los seres sensibles. Pero en el Tantra Kala, el sufrimiento no es el criterio de la compasión: es el deseo. Y puesto que el deseo busca de forma natural el placer, busca complacerse a sí mismo, el placer se convierte en el examen de la compasión. La forma en que encuentras el placer muestra tu compasión, no lo que haces para paliar el sufrimiento de otros –a menos que eso te dé placer–. Los kálikas afirman que mediante la búsqueda de su mayor placer, harán más para paliar el sufrimiento de otros que si se lo toman como una misión. Esa misión, expresada en el Voto Bodhisattva, está totalmente pasada de moda y no tiene ningún sentido al final del Kali Yuga. Es ridículo luchar por la liberación del sufrimiento de todos los seres sensibles. Intenta liberar solamente a uno, si esa es tu verdadera inclinación. Pero el kálika dice: simplemente haz lo que más te agrada y, si realmente sientes compasión por los otros, tu placer mismo tendrá una respuesta emocional liberadora y atenuante.

Para un kálika, decidido a liberarse a través del deseo más que de él, todas las transacciones humanas de una naturaleza genuina y honesta se negocian sobre la base del placer compartido.

El Tantra es un pacto de placer. Puedes repetir el pacto una y otra vez con todo el mundo y todas las cosas, cada persona que te encuentres, cada animal, verdura, piedra y estrella. El propósito del Voto gaiano es hacer este pacto con la Tierra misma. Es un pacto a tres bandas entre dos personas y Gaia. La meta del pacto de placer de las dos personas, la díada básica del Tantra, es liberar a ambos individuos hacia la experiencia de su mayor placer.

Esto no es instrucción dakini, solamente es mi modesto entendimiento de la enseñanza sobre la unidad del deseo y la compasión que viene de Vajrayogini.

jll: 26 de junio de 2009, Andalucía.


La unión del deseo y la compasión

Lo más destacado del turno de Vajrayogini

El Budismo tibetano presenta cientos de clasificaciones, divisiones, categorías y subcategorías hasta el punto que yo me pregunto si esta inexpresiva elaboración de listas no es una indulgencia arcóntica –o me atrevería a decir, ¿una desviación?–. En todo caso, alguna referencia a la clasificación puede ser útil para definir el papel y el estilo de Vajrayogini.

La tradición Nyingma del Tantra tibetano especifica seis tipos de prácticas en un orden descendente: los tres Tantras Externos, que consisten en Kriyayoga, Caryayoga y Yogatantra; y los tres Tantras Internos o Tantras Yogas Supremos, que consisten en Mahayana, Anuyoga y Atiyoga. Estos seis en su totalidad componen la teoría y la práctica del Vajrayana. Vajrayogini es la dakini asociada más íntimamente con los Tantras Yogas Supremos; de ahí que ella supervise y dirija, por así decirlo, el nivel supremo de la capacitación tántrica, sin incluir al Atiyoga.

El Dzogchen, el otro término para Atiyoga, significa “gran perfección”. El Dzogchen no ofrece ninguna forma para alcanzar el estado perfecto de atención pura (rigpa), más bien aconseja sobre cómo mantener ese estado una vez que se ha reconocido de manera espontánea. Experimentar el mundo justo como es ante ti ahora mismo, pero desprovisto de un sujeto que lo concibe o cualquier objeto concebible es, huelga decir, muy jodidamente salvaje. Las enseñanzas Dzogchen afirman que la mente continuamente se autolibera hacia el estado sin testigos de lucidez no conceptual. Ninguna técnica o visualización puede llevarte allí. Asimismo, ninguna distracción o ignorancia te puede sacar de él. Debido a que la mente es perfectamente libre para equivocar su propia naturaleza, falsamente pensamos que no estamos en este estado despierto todo el tiempo, pero sí que lo estamos. Esto se llama enseñanza de no consecución. El Dzogchen está muy próximo al Ch’an y al Zen que enseñan la no consecución con un lenguaje radical, con un énfasis especial en la acción autoliberadora de la mente iluminada. La única mente que existe, por cierto.

Hasta aquí sobre el Dzogchen. Las dos otras etapas del Tantra Yoga Supremo, Mahayana y Anuyoga, suponen visualizaciones y técnicas elaboradas de consecución. Aquí es donde Vajrayogini asume un importante papel, actuando como el yidam o deidad tutelar de estas etapas. Me atrevería a decir que no hay nada que no puedas conocer de su instrucción en relación con las técnicas más avanzadas y sofisticadas del Vajrayana. Y no tienes que ser un lama cualificado para recibir esta instrucción. Una gran afirmación, ésta. Pero ¿qué tiene que ver con el Tantra Planetario? ¿Qué estoy haciendo aquí vendiendo mi versión casera del Vajrayana y llamándola Tantra Planetario? Bien, ¡caramba y ostras!, en cierto modo… Permitidme explicarme haciendo referencia a otra clasificación del tedioso catálogo de listas del Budismo.

Liberando al Vajrayana

En un estudio completo, el Budismo a menudo se divide en tres caminos, vehículos o yanas: Hinayana, el vehículo menor; Mahayana, el vehículo mayor; y Vajrayana, el vehículo diamante. La metáfora que a menudo se usa para contrastar estas estrategias es: el Hinayanista evita una planta venenosa, el Mahayanista encuentra un antídoto para su efecto nocivo y el Vajrayanista la consume y la convierte en una medicina curativa, incluso en un elixir de delicioso néctar. Siguiendo esta analogía, podemos inferir que el Vajrayana conlleva algún tipo de magia transformacional. El tercer vehículo se caracteriza por el arte de girar todo lo que te amarra al samsara (renacimiento cíclico, debido a que la mente se confunde a sí misma) hacia una oportunidad para la liberación. Hablando claramente, la ignorancia y la adicción pueden ser, de hecho, herramientas para la iluminación. Pero, ¿cómo se hace este “cambio de rumbo” tántrico?

Los dos Tantras Yogas Supremos excepto el Atiyoga usan extensos “visuales”. El Mahayana conlleva visualizaciones complejas y detalladas de mandalas que se interpretan en el mundo percibidas como hologramas espectrales que flotan libremente. El Anuyoga supone la identificación imaginaria con la figura masculina de Buda en coito sagrado con su consorte. La práctica de la visualización o trance de realidad virtual autoinducida se llama “generación”. Este acto está seguido de la disolución intencionada en un punto vacío (o bindu) y una profunda inmersión en las sutiles corrientes corporales, especialmente la ráfaga extática de luminosidad carnal (Kundalini de cuerpo completo). Esta práctica se llama “terminación”.

Los Tantras Yogas Supremos permiten el logro de poderes ocultos (siddhis) y aquellos que adquieren tales poderes se llaman siddhas. Vajrayogini es la iniciadora suprema de los siddhas tántricos, expertos en magia sexual y belleza sobrenatural. Entre estos logros está el acceso de primera mano a la instrucción dakini distribuida en sandhyabhasa, “lenguaje del crepúsculo”. Aunque se le ha restado importancia por el bien de la corrección política budista, el Vajrayana también prescribe la liberación a través del deseo más que del deseo –una aproximación notoriamente conocida como el “camino de la mano izquierda” con la aplicación del comportamiento “transgresivo”, que incluye la licencia extrema para darse el gusto en los placeres sensuales y sexuales (¡así es como parecería!)–.

Entones, ¡los Tantras Yogas Supremos consisten en un buen paquete de premios! Por supuesto, cualquiera puede con facilidad negar que esta magia prepotente es realmente posible. Tendrías que probarla para averiguarlo, ¿correcto? El Tantra Planetario es un camino de magia experimental con Gaia que se iguala estrechamente al Vajrayana en la teoría y en la práctica. En resumidas cuentas, puede ser considerado como un camino para-Vajrayanista con responsabilidades y logros comparables, procesos paralelos a la generación y finalización, acceso a la instrucción dakini y énfasis en el método de liberación a través del deseo de carácter transgresivo, cargado de tabúes. Todo en los Tantras Yogas Supremos tiene su equivalencia en el Tantra Planetario. Pero el Tantra Planetario permanece totalmente independiente de una jerarquía, adoración a un gurú, ritos y costumbres, iniciaciones secretas y autentificación de linaje.

El Tantra Planetario es, me atrevería a decir, la emancipación de la práctica Vajrayana de la liberación al nivel de los Tantras Yogas Supremos anteriores al Atiyoga. Difiere del Tantra tibetano en algunos aspectos notables: principalmente en la forma en que ubica teoría y práctica en un escenario gaiano.

El Tantra se hace planetario cuando se lleva a cabo en unísono con el espíritu animado de la Tierra, el Despertar de Gaia. Ningún elemento del Tantra tibetano requiere la práctica interactiva con el planeta que habitamos. Tantra significa “continuidad, continuum”. En el sentido planetario, existe una total continuidad experiencial de Gaia a Sophia y a Vidya, la sabiduría divina. Esa es la conversión tántrica que propuse cuando inauguré esta dimensión de metahistory.org.

¿De qué manera es todo esto relevante para Vajrayogini, la devata del turno actual (23 de junio – 22 de julio de 2009)? Bien, bajo su turno vienen continuas explosiones poderosas de vidya, sabiduría capacitadora y mágica. En el linaje Kagyu del Budismo tibetano, ella es la principal vidyadhara, poseedora de sabiduría, a menudo representada con su consorte Chakrasamvara. La descarga de esta devata es asombrosa. Ella es la bailarina llamativa de la magia tántrica, que revela los mayores secretos técnicos, pero también es una reveladora consumada del corazón compasivo de la iluminación. Su enseñanza principal para todo el que esté receptivo a su frecuencia es la unión del deseo y la compasión. Más allá de eso, te dirá cualquier cosa que quieras sobre la capacitación sagrada y la magia transformadora. Vajrayogini no retiene nada.

Sé que estoy haciendo afirmaciones extravagantes aquí y quizás sería mejor no establecer tales expectativas. Los maestros tibetanos, cuando inician a un neófito en una técnica, no le dicen qué deben esperar de ella. De esa manera, dejan el proceso abierto para el descubrimiento y minimizan el riesgo de prejuicios que impedirían el éxito en la práctica. Esto es sabio y correcto, considerando el material que manejan y la forma que eligen para gestionarlo.

Mi responsabilidad a la hora de enseñar el Shakti Cluster requiere otra aproximación. Describo lo que podéis esperar para obtener la instrucción dakini, a la manera que un meteorólogo describiría las condiciones meteorológicas de un frente de tormenta en el que él navega y al que tú te diriges. Yo describo cómo puedes tener tu propia experiencia. Simplemente seguid el ciclo lunar día a día y observad lo que surge en vuestro flujo mental. Al describir el estilo y contenido de una transmisión particular (o bien de una Mahavidya como Bagalarita o una Dakini del Cielo Diamante como Kurukulla) solo doy pistas a otros sobre lo que pueden observar. No tengo ninguna técnica para contarlo: todo lo que tenéis que hacer es prestar atención. A lo sumo, la técnica que se necesita aquí es aprender el carácter de estas devatas y dirigir vuestra atención a las fases del ciclo lunar: observar, sintonizar, definir, reflexionar y seleccionar, perfeccionar, completar.

¿Queréis recibir información del Shakti Cluster? Reconoced sus características, recibid sus frecuencias. Es tan simple como eso. Y el grupo de personas que está ahora empezando a hacer este proceso junto a mí, mes tras mes, afirman que es así.

Observaciones en curso (Día 6: sintonizar, buscar la frecuencia)

Lenguaje del crepúsculo

Mientras sintonizo con la cadencia del “lenguaje del crepúsculo” de Vajrayogini en el flujo mental –la mía, la tuya, la de quien sea– descubro que su acoplamiento es extremadamente “tenso”. Con esto quiero decir que ella incorpora e integra su instrucción tan cuidadosamente en mi sintaxis mental que se hace así indistinguible del pensamiento mas lúcido que pueda mantener. Parece que su envío es una interpretación altruista para que apenas detectéis cómo ella piensa vuestros pensamientos, pero lo hace. En las correlaciones del pentágono de las Dakinis del Cielo Diamante que estoy desarrollando, Vajrayogini tiene estas marcas, atributos o propiedades:

el sentido de la escucha
reflejo (conciencia del tipo de un espejo del Buda Akshobya)
el estilo de la claridad y la precisión
el cambio de rumbo de la ira (uno de los cinco venenos)
el don de la espontaneidad y la no resistencia
el elemento del akasha (quintaesencia)
hora del día: temprano por la mañana
la Familia Vajra (de las cinco familias del Buda)
el siddhi de la Libertad Dichosa.

Solamente, echad un vistazo a estos atributos y consideradlos como pistas fluidas, que flotan libremente. Algunas experiencias que acontecen durante este ciclo lunar estarán orientadas en uno u otro aspecto hacia estos atributos, coherentes con el estilo de esta devata. Recordad:

La devata que preside un ciclo lunar no interviene o hace que sucedan las cosas, tampoco dirige y gestiona los acontecimientos mediante la causalidad mágica: pero cualquier cosa o todo lo que ocurre en su turno puede adoptar la apariencia de su instrucción.

Puede que experimentéis, por ejemplo, una disipación de la ira o la liberación de las tensiones agresivas y hostiles de vuestra mente y vuestro cuerpo, y el bienvenido alivio de la espontaneidad y la no resistencia ante una situación, problema, conflicto o persona difícil. Se interpretaría que estas características indican la difusión de la frecuencia subliminal de Vajrayogini en el canal de tu flujo mental, tu radio interna común. Prestando mucha atención, descubrirías el lenguaje y la sintaxis distintiva que surge espontáneamente, compatibles con el sentido de liberación y disipación de la ira y de otras marcas reconocibles de esta devata. El sentido de la escucha interior se puede hacer agudo en ciertos momentos. Las impresiones e intuiciones conspiran hacia un hermoso impacto de Libertad Dichosa.

Permitidme que haga hincapié de nuevo en que la instrucción dakini es siempre una ráfaga, entregada en un pensamiento rápido y conciso. El pensamiento subliminal tiene una agudeza limpia, preconceptual. No es prolijo, no reflexionas ni meditas para resolverlo. Simplemente lo pillas. Experimentas ráfagas repentinas y deslumbrantes de entendimiento. Una única frase o titileo de lenguaje subliminal, el lenguaje del crepúsculo de las dakinis, te puede impactar en un estado de despertar que puede durar unos cuantos segundos o minutos. Luego volverás a sumirte en tu pensamiento ordinario, la charla interna rutinaria. Con la práctica, puedes mantener y prolongar los momentos de entendimiento. Sube a solo quince minutos y descubrirás que la lucidez es casi insoportable. Pero tan vívida, tan clara y vacía de porquería mental, intoxicando como cuando a uno se le llenan los pulmones con ozono de una tormenta en tránsito.

El Shakti Cluster reparte. Y cómo. Hasta ahora, en la mañana del día 6, recibí todo el sistema de la magia sexual Kálika en tres sacudidas del rabo de un cordero. Descargado en menos de un minuto. Intacto, completo, comprimido. Podríais esperar que esa instrucción vendría bajo el turno de Kurukulla, Dakini del Cielo Diamante del hechizo sexual. Pero Kurukulla es una especialista en hechizos para ocasiones u objetos particulares, mientras que Vajrayogini enseña la magia sexual que surge con la unión del deseo y la compasión, brotando del corazón de la iluminación a cielo abierto –lo que sentimos de un modo irresistible en la profunda rendición oscura de la fusión sexual–.

“La fusión es más fuerte que la fuerza”, es una instrucción dakini de Vajrayogini. Es una gran pista para un sexo fabuloso, tántrico o no.

No diré nada más aquí sobre la instrucción de Vajrayogini en la magia sexual, porque ese tema pertenece más apropiadamente al Tantra Kala y va más allá de los límites del Tantra Planetario apropiado para el público en general, como se ha presentado en esta web. Pero tomad nota, por favor, que la sexualidad exuberante y extravagante de esta devata no es un adorno mío. Corresponde con la erudición budista, especialmente la que proviene de practicantes femeninas como Elizabeth English. En su libro, Vajrayogini: Her Visualizations, Rituals, and Forms, English analiza una forma extremadamente esotérica de Vajrayogini llamada Guhyavajravilasini. La visualización de este yidam se prescribe para hacerse en ritos de magia sexual:

Ella está mareada por la intoxicación del amor y su faja se balancea de un lado a otro con los movimientos de su juego de amor. A ella se la visualiza haciendo el amor con su consorte en la siguiente postura: “sentada con su sexo colocado sobre la elevación del ‘estandarte’ (es decir, el pene) de Padmanarta, en cuclillas, ofreciendo sonrisas seductoras con miradas insinuantes… preciosa con su sexo fluido por el contacto con su pene palpitante.

[El consorte masculino en el rito sexual] se visualiza a sí mismo” incitando a Vilasini a bailar con su pene, que es muy evidente, y él la abraza una y otra vez murmurando con placer, intensamente apasionado y absorto en el gozo “innato” (sahaja-).

Sahaja es el término sánscrito para la “inmersión en el gozo”, la sensación fundente orgásmica de un polvo de fusión.

Así que el elemento sexual con Vajrayogini es tan explícito como llega. Y si alguien ahí afuera piensa que toda esta imaginería sexual es puramente alegórica, pensadlo de nuevo. Parte del gran escándalo del Budismo tibetano es la ocultación y el control de la actividad sexual literal gestionada en las prácticas retenidas de los Tantras Yogas Supremos. El Tantra en esos niveles es un tipo de misticismo pornográfico con el aspecto de actos que se representan en el porno de una manera grosera y desagradable, a la fuerza y para la satisfacción sensacionalista de compañeros que no están conectados emocionalmente, que se hacen en el Tantra como exquisitas expresiones de fusión y belleza, esplendor y éxtasis.

Autoimplicación

Miranda Shaw dice que Vajrayogini libera la mente de la autorreferencialidad. Prefiero el término de tonalidad más emotiva autoimplicación. Esta es la obsesión principal del narcisismo, la enfermedad psíquica terminal que se hace pandémica al final del Kali Yuga. La autoimplicación es la preocupación exclusiva y excesiva por lo que afecta a una persona, con poca o ninguna consideración por lo que afecta a otros. Esto quiere decir ninguna consideración por cómo la persona autoimplicada afecta a los demás, o incluso cómo la otra persona se ve afectada por cualquier cosa en absoluto. Muchos comportamientos demuestran descaradamente este tipo de autoimplicación insensible. Normalmente llamamos a tal comportamiento egoísta, egocéntrico.

Por ejemplo, un sujeto amigo no muestra preocupación por la muerte de tu gato. Un ejemplo trivial que se puede multiplicar por mil. Luego existen ejemplos no triviales: alguien que conoces y amas no muestra interés por tu mayor aspiración, lo que buscas alcanzar en tu vida, o lo que has conseguido. La persona autoimplicada nunca se impresiona. Tales personas solo están interesadas en cómo tú les afectas a ellas. La autoimplicación es la base del uso y el abuso, del control y la manipulación de los otros para que solamente nos afecten como nosotros queremos que lo hagan. Es un comportamiento insensible y repugnante, desolador cuando se ve.

Me gusta el término autoimplicación porque indica que una persona egoísta está involucrada o enredada en algo que le impide otros tipos de implicación, alcanzando al mundo y otro seres, la naturaleza, Gaia. En un estado saludable, los seres humanos se implican entre ellos mismos. Puede que lo gestionen mal y cometan errores, o que se impliquen de más, pero la disposición básica de tender la mano e implicarte es sensata y gratificante para ambas partes. El amor es la implicación con la vida de otro. La implicación de más se llama codependencia y ésta también está desenfrenada en nuestros tiempos. Pero la codependencia con una implicación excesiva siempre se origina en una autoimplicación inicial que no ha sido reconocida o admitida. La gente es codependiente pareciendo basar su realidad en los otros, porque egoístamente piensan que esta táctica les compensará y abastecerá a su autoimplicación y a su necesidad egocéntrica de una manera u otra. El codependiente regala su ser para extorsionar algo para sí mismo –una oportunidad podrida para todo el mundo–. Así que los dos comportamientos están estrechamente relacionados y se refuerzan el uno al otro de una manera habitual.

Algunos individuos pueden resistirse a la codependencia: su autoimplicación es tan profunda y compleja que no pueden engranarse suficientemente con otra persona para desarrollar o expresar actitudes codependientes. La autoimplicación extrema produce un comportamiento que aísla a la persona autoimplicada y devasta a los que quieren llegar a esa persona. El aislamiento es la gran plaga social y emocional de nuestra época. Es un claro síntoma del virus global del narcisismo, que yo defino como la excesiva preocupación por uno mismo basada en la carencia de un sentido genuino del ser. Sin un sentido genuino del ser no puedes relacionarte honesta y abiertamente con otros y te hundes en un agujero negro de preocupación por ti mismo. Esa es la paradoja esencial del narcisismo.

¿Y cómo entra Vajrayogini en todo esto? Yo supongo que ella es la devata que interviene de manera más profunda en el territorio de la autoimplicación. Reflejarse MEDIANTE el otro y HACIA el otro y la compresión del vacío son “coemergentes” en el estado iluminado. La Libertad Dichosa implica el reconocimiento del Otro. La compresión directa del shunyata (Vacío) viene con la conciencia de que ninguna cosa o ser existe por sí mismo. Tú y yo existimos solamente en la relación, involucrados y reflejados el uno con el otro. Yo me relaciono, por tanto soy. Cuando me preocupo y me relaciono, me doy cuenta de mi propia existencia y simultáneamente la supero.

Cuando alcanzo a otro, no solamente conecto con otra parte de mí, teóricamente soy yo mismo allí, aunque lo que encuentro EN el otro es un reflejo real transportado de mí. Puesto que existe algo que en realidad es otro, la unión puede ocurrir. Incluso la fusión. En el vacío liberador de la conciencia iluminada, tú solamente existes en el flujo inmanente de la relación. El vacío no es la desolación, sino la contingencia absoluta. La autoimplicación es la torpeza mental y emocional, desolada y desoladora.

 Para estar reflejado en la mirada de otro, debes darte cuenta de que existen los otros. El uno y el otro existen en la unión, pero no son una unidad, no son la misma cosa. Esa es la maravilla de la unión: es la cohesión, el reflejo o la fusión de dos cosas o seres distintos. Vajrayogini enseña el reflejo, el atributo de la conciencia búdica llamada Akshobyha y muestra el camino de salida de la autoimplicación. Este punto es central para la instrucción sagrada de esta devata.

Veintiuna uniones

El Budismo tibetano está lleno de afirmaciones altisonantes sobre la experiencia de ciertas uniones, como la unión de la vacuidad y la felicidad, la unión de la compasión y la felicidad, la unión de la compasión y la vacuidad y demás. La experiencia directa de estas uniones es algo extremadamente preciso. Estoy totalmente convencido de que aquí se emplea algo más que la elaboración de listas arcónticas.

En el Momento Ronda, yo experimenté, primero la unión de la felicidad y la vacuidad, luego la unión de la felicidad y la sabiduría, después la unión de la sabiduría y la vacuidad, en una ráfaga exquisita por todo el cuerpo, suave, excitante. Hubo una gradación sentida que se movía a través de lo que yo contemplaba, mirando hacia los flancos de nectarinas de las Sierra de Líbar, como el barrido de luminosidad que cruza una enorme lámina de luz vidriada. En la fusión tántrica con mi Shakti, experimenté en numerosas ocasiones la unión del deseo y el vacío de una forma que era objetivamente evidente para ambos, de igual forma y simultáneamente. En nuestro encuentro con la Luz Diamante experimentamos la unión de la claridad y la vacuidad en un sobrecogimiento sin palabras, totalmente desprovistos de pensamiento conceptual durante un periodo indeterminado de tiempo. Contemplando el amanecer juntos experimentamos la unión de la felicidad y la apariencia con una intensidad tan estremecedora que casi no nos podíamos mantener en pie. Nos apoyamos el uno en el otro como un par de marineros borrachos arrojados a un inmenso oleaje de belleza inexplicable.

He tratado un total de veintiuna uniones, pero esta cifra es idiosincrática, peculiar para mí, porque como un Kálika incluyo al deseo en los factores que generan las parejas; pero el Tantra tibetano tradicional excluye al deseo en la enumeración de las uniones. Con el deseo fuera, quedarían solo quince uniones en vez de veintiuna. La unión transcendente es más rica por la inclusión del deseo.

Las seis uniones del deseo son:

deseo y vacío: Nairatmya, “Cuyo cuerpo es el Cielo”
deseo y felicidad: Kurukulla, señora del encantamiento sexual.
deseo y sabiduría: Visvamata, madre sublime de muchos estados de ánimo.
deseo y claridad: Parnashvari, maestra dakini de la maravilla natural.
deseo y compasión: Vajrayogini, dakini del Tantra Yoga Supremo.
deseo y apariencia: VV, el nodo de identidad del Despertar de Gaia.

Cada una de las Dakinis del Cielo Diamante del pentágono (Joya Vajra) en torno a VV enseña y emana una de estas uniones, mientras que las misma VV informa e imparte la unión del deseo y la apariencia. La devata del turno lunar actual enseña la unión del deseo y la compasión: Una buena forma de llegar a su enseñanza es afirmar la compasión por ti mismo siendo poseedor del deseo honesto y más sincero de sobreponerte a ti mismo. Las devatas del Shakti Cluster te mantienen en tu mayor deseo y te sintonizan con ese deseo hacia la liberación aquí y ahora.

Esa es mi instrucción.

jll: 28 de junio de 2009, Andalucía.


La compasión de la liberación

A la vanguardia de la instrucción dakini

En el punto medio del turno de Vajrayogini de 2009, sigo estando sorprendido por la ágil técnica penetrante de esta Dakini del Cielo Diamante, la delicadeza de su corte. Quiero decir con esto que cuando contemplo el tema principal de su instrucción, la unión del deseo y la compasión, descubro mis pensamientos continuamente interceptados, interrumpidos, reducidos a astillas relucientes de iluminación repentina. Simplemente no puedo seguir pensando sobre el deseo o la compasión como lo hacía antes: algo cambia en mi mente cuando pienso en estos dos temas en unidad. De hecho, estoy empezando a darme cuenta de que mucho de lo que entendía antes sobre estos dos asuntos está incompleto, distorsionado, es inadecuado o simplemente erróneo.

La contemplación –no la meditación– es una práctica fundamental en los Tantras Yogas Supremos. Contemplar significa simplemente observar el flujo mental, el flujo ordinario de pensamientos, con atención a su espontáneo aspecto autoliberador. Chogyal Namkhai Norbu:

El camino verdadero del practicante del Dzogchen es la contemplación. De hecho, solo cuando estamos en contemplación, todas las tensiones del cuerpo, la voz y la mente finalmente se liberan sin ningún esfuerzo; hasta que descubramos y permanezcamos de manera estable en este estado, nuestra experiencia de “relajación” estará incompleta. La contemplación puede estar unida a una experiencia de claridad o felicidad, pero su estado es solo uno: la presencia instantánea de rigpa (La Fuente Suprema).

Él continua diciendo que la contemplación en el Dzogchen es la misma práctica prescrita en las técnicas de no consecución del Cha’n y el Zen. Pero el Dzogchen, afirma él, hace un hincapié particular en el estado primordial de atención pura, autoliberadora, “no como ‘el vacío puro’ sino más bien como dotado de todos los aspectos de la autoperfección de la energía”.

La acción autoperfeccionada y autoliberada de la atención pura (rigpa) está presente en cada momento de atención con independencia de lo mundano, confuso o distraído.

En el estilo dakini habitual, Vajrayogini tiene un cuchillo con un amplio filo creciente, el tipo de cuchillo que se usa para quitar la piel de cadáveres de un animal muerto. Éste es un instrumento kaliesco del mortuorio. Es también el símbolo de la acción mental cortante, el diestro golpe de incisión quirúrgica en el flujo mental. Tengo la sensación (compartida ahora con otros que están siguiendo estos ciclos de instrucción dakini conmigo) de que una cuchilla corta en mi corazón en mi actitud mental-emocional, alterando mis pensamientos más sutiles e íntimos sobre el amor, el cariño, el deseo, la compasión, el ego y cualquier cosa que no es ego. La intervención de esta Dakini del Cielo Diamante es vívida y palpable. Ella trae una sensación tonificante de alivio y liberación. Cuando contemplo una situación de enredo emocional, descubro que simplemente no puedo seguir pensando como lo hacía antes. Hay algo que corta mis pensamientos dificultosos y confusos, dejando solamente una sensación cristalina de cariño y euforia. La sutileza de la cuchilla de Vajrayogini corta mi apego y me deja libre para fluir en la liberación, liberación, liberación.

Vajrayogini 3a

La instrucción de Vajrayogini, ahora detectada por otros aparte de mí mismo, es clara y explícita en este punto crucial:

No existe ninguna liberación de cualquier vínculo emocional sin la compasión.

Formulación integrada

La fase anterior en negrita no es una transcripción directa de instrucción dakini –a diferencia de “No puedes convertirte sino en algo más bello”, que sí lo es–. No elaboraré la sintaxis de esta frase emotiva y transparente (la encuentro aquí, de todas formas). Sencillamente vino a mí en un destello de relámpago y en el momento que se registró en mi mente, fui consciente de una manera intensa de que no fue un producto de mi propio esfuerzo mental. Salió de manera natural e inmediata, proyectándose dentro de mi flujo mental con la espontaneidad relampagueante de la sabiduría dakini. No sucedió así con la frase anterior en negrita. Distinguí la desnuda sintaxis cristalina de instrucción dakini de lo que yo llamo formulación integrada o producto derivado de la instrucción.

“No existe ninguna liberación de cualquier vínculo emocional sin la compasión” es la sintaxis de John Lash, mi formulación mental y gramatical, pero basada en lo que siento que es la intervención sutil de la sabiduría transpersonal en mi flujo mental. La instrucción de Vajrayogini está ahí, pero el corte de su cuchillo está tan cerca de mi propio contorno mental que apenas puedo distinguir su pensamiento del mío. Todo lo que puedo hacer es formular palabras basadas en la integración de su instrucción. Llego a la conclusión de que, para recibir instrucción de Vajrayogini en la pura espontaneidad desnuda del lenguaje del crepúsculo o sintaxis subliminal tendría que mantener un nivel de atención perfecta superior a lo que puedo conseguir en mis mejores momentos. Esta dakini, siendo como es la instructora suprema del Tantra Yoga Supremo, requiere un grado inherente de concentración que todavía no puedo alcanzar y mantener de manera consciente. Así, estoy limitado a comunicar productos derivados de la instrucción, más que instrucción directa. Así que prestad atención al lenguaje y a la expresión en el resto de este ensayo: mi traducción de la instrucción dakini, no una dosis directa.

Si en algún punto, lo que estoy escribiendo aquí se dispara en instrucción directa, os lo haré saber. O quizás será obvio y no tendré que hacerlo…

Responsabilidad

Qué tal si, en beneficio del discurso, definimos compasión así:

La compasión es responsabilizarse de la manera en que tratamos a otras personas. No necesariamente de la manera en que tú les afectas, sino de la manera en que los tratas, que puede provocar una respuesta emocional coherente que corresponda a tu intención, o a una respuesta emocional adaptada que corresponda a lo que la otra persona interprete de tu intención.

Por ejemplo, si trato a alguien con la intención de hacerlo feliz y es feliz, la respuesta emocional de mi comportamiento es coherente con la intención. Por otro lado, si trato a alguien con la intención de hacerle feliz y responde a mi acción con desdén, como si yo le compadeciera, esa es una respuesta emocional adaptada. Una respuesta emocional adaptada no se corresponde con mi intención para la otra persona. Es lo que ellos interpretan de mi comportamiento hacia ellos, independiente o incluso contrario a mi intención. A menudo la gente dice: “hace que me sienta así o así”. Esto corresponde generalmente a la admisión de una respuesta emocional adaptada, aunque también puede ser una reflexión verdadera de la consecuencia en esa persona: yo tengo la intención de humillar a alguien en la forma en que le trato, y esa persona dice que, de hecho, se siente humillada. En general, sin embargo, la respuesta emocional adaptada proviene de la persona afectada, no del trato de la otra persona. Puede que refleje el trato que reciben, pero solo de una manera distorsionada.

Las respuestas emocionales adaptadas pueden ser extravagantes y extremadamente perversas. La gente te puede acusar de afectarlas de todo tipo de maneras que no tienen nada que ver con la intención de la forma en que los has tratado. Para estas experiencias perturbadas puedes aprender dos cosas: o bien a ajustar el estilo y la expresión de tu intención para conseguir una respuesta emocional coherente; o bien a separarte de una reacción que no refleja tu intención o la forma de expresarla.

Desde esta formulación de coherencia de intención y respuesta emocional llego a otro principio de la compasión: la transparencia de la intención. Esto significa que tú eres totalmente abierto y transparente en lo que pretendes hacia otra persona en la manera en que tratas a ese individuo. No existe engaño o disimulo, ninguna farsa o agenda oculta. Puedes decir exactamente lo que pretendes con la manera en que tratas a una persona.

La compasión irradia transparencia de intención: permitiendo la mejor oportunidad para que la forma en que tratas a alguien será recibida con una respuesta emocional coherente, no adaptada. Lo que entregas es exactamente lo que ves que la otra persona recibe y ella lo sabe también.

Solía pensar que la marca de la compasión era una visión desinteresada de la experiencia de otra persona: no inviertes nada en un individuo, así que puedes ofrecer a esa persona una presencia pura e imparcial, sintiendo con (com-) el sentimiento de los otros, “com-pasión”. Ahora, reflexionando sobre la unión del deseo y la compasión, entiendo que mientras que el desinterés puede ser un elemento clave en la compasión en algunos ejemplos, necesitamos más a menudo aprender y expresar la compasión con esas personas con quienes tenemos algo en juego. Sugiero la sintaxis: la gente con quien deseamos algo. Quiero algo con alguien, no solo de sino con.

Cuando admito que deseo algo con otra persona, esta es la ocasión para ver la compasión de una manera específica, coherente con la instrucción de Vajrayogini. Esta confesión es el segundo componente de la fórmula de liberación, después de responsabilizarte de cómo tratas a una persona.

Si yo deseo algo con otra persona, tengo una atención dedicada a ella. Solía pensar que esa compasión no se podía aplicar si había algún tipo de dedicación en juego. Ahora veo que se debe aplicar incluso de manera más íntima, más poderosa, en ese caso. Y funciona de dos maneras: la compasión es la atención que pongo igualmente a lo que deseo con otra persona, así como a lo que el otro individuo desea conmigo. En este punto, si puede ser expresado abiertamente y convertido en un acuerdo, descansa el dialogo del deseo.

La compasión no puede surgir entre dos personas en relación íntima sin el diálogo del deseo, cada uno admitiendo lo que desea con el otro. Básicamente, la conversación que genera compasión será la conversación sobre el tema de la compasión, enmarcado en la situación o relación que el deseo ha creado.

Vajrayogini 3b

El diálogo del deseo representado en la tradición de los trovadores (Francesca da Ramini). Se muestra a los amantes con un libro porque los aristócratas del Renacimiento pensaban que la alfabetización y la alta cultura intelectual inspiran a Eros y favorecen la articulación y la satisfacción del deseo.

Ésta, hasta ahora, es mi formulación integrada de la instrucción dakini de Vajrayogini sobre la unión del deseo y la compasión.

La formulación continúa:

En la compasión, puedes reconocer, respetar y conceder lo que la otra persona quiere contigo, aunque no le des a esa persona lo que quiere y viceversa.

Gran parte de la horrible destrucción en las relaciones sucede por la expectativas fracasadas, deseos que no son expresados y cumplidos, queriendo cosas que no nos ofrecen o conceden. Pero se puede minimizar enormemente la destrucción mediante el reconocimiento mutuo de lo que uno quiere del otro, aceptando que puede que uno no lo consiga. La cuestión es admitirlo, hacer explícito el deseo a ambas partes, al que desea y al que concedería el deseo. Permanecer en una relación con alguien que no concede tu deseo podría ser una prueba de compasión, pero terminar una relación debido a que el deseo no es concedido también se puede hacer con compasión. Aquí es donde la fórmula conduce a un momento único de verdad y desapego: la liberación de la compasión. La liberación es el tercer y último componente de esta fórmula.

Compasión comprometida

En el diálogo del deseo, cada individuo expresaría de una manera no demandante lo que desea con el otro individuo. No se oculta nada, no se disfraza nada, no se intenta obtener nada de nadie de una manera encubierta o manipuladora. La transparencia del deseo conduce al reconocimiento abierto, mutuo. Así, dos puntos de la fórmula de liberación están claros, siendo el segundo un punto de doble carga: primero, responsabilidad por la forma en que tratas al otro; segundo, transparencia del deseo y reconocimiento de lo que deseas con esa persona.

Ahora se pone realmente interesante. La cuestión es: Una vez que desvelas lo que deseas con alguien, no como una exigencia sino como una confesión o invitación, y es claramente evidente que ese deseo no será satisfecho –no es el deseo de otro conceder tu deseo, aunque lo reconozca– ¿qué se hace? ¿Cómo te liberas a ti mismo con compasión de una situación donde tu deseo no se satisface, no es concedido por la otra persona de esa situación?

Simplemente contemplar la unión del deseo y la compasión, simplemente teniendo esa frase en mente es un extraordinario ejercicio de cambio de mente. Pues asocia la compasión, normalmente considerada como una actitud transpersonal y desinteresada, con la más íntima e incontenible de las emociones egoístas, el deseo. Y no se limita a asociarlas: a la vanguardia de la instrucción dakini, con un golpe de su cuchillo contra el corazón para desprender la ilusión, Vajrayogini enseña que

La compasión en su forma suprema, en la unidad del Tantra Yoga Supremo, es complementaria al deseo y se alcanza a través del deseo, se cumpla éste o no.

Esta es una enseñanza extraordinaria, a diferencia de cualquier cosa que haya descubierto en el Budismo, incluso en las extrapolaciones poco ortodoxas del Tantra entre, digamos, Lama Yeshe y Daniel Odier. No es una enseñanza mía, la sabiduría particular de John Lamb Lash, sino una aproximación a la instrucción dakini que estoy experimentando junto con unos cuantos que actualmente están siguiendo este shakti lunar desde el 23 de junio al 22 de julio de 2009. Esto es toda una liberación. Estoy abrumado de estar recibiendo esta comprensión y viviendo a través de ella en mi realidad personal, momento a momento, mientras la recibo.

El año pasado, el turno de Vajrayogini (4 julio – 1 agosto) fue visitado por tres acontecimientos trascendentales de mi vida: la mujer que se convertiría en mi Shakti y actuaría como coiniciadora del Tantra Planetario contactó conmigo vía web, recibí y realicé el rito dakini de adicción en Infinity Ridge y sufrí el Momento Ronda (en este orden). Analizando este turno, sugerí que “esta Dakini del Cielo Diamante representa un poder particular de la Shakti planetaria Gaia-Sophia, el foco de especiales propiedades purificadoras y curativas de la Luz Orgánica, de la cual ella es un icono cinético o imagen animada”. Lo que estoy experimentando ahora corrobora los poderes purificadores y curativos de esta devata sin ambigüedades.

Vajrayogini-3c

El yidam o icono visual de Vajrayogini ha sido representado de innumerables formas. Con independencia del gusto personal de cada uno, el material recibido del Tantra hindú/tibetano proporciona una referencia para conectar con las frecuencias sobrenaturales del Shakti Cluster. Con el tiempo y lo suficiente pronto, estas imágenes se transformarán. Lo esencial es que reflejan la sabiduría y el poder dentro de la humanidad de cada persona.

Como una práctica del Tantra Yoga Supremo, el Budismo tibetano prescribe la meditación sobre el yidam o deidad tutelar en una visualización gráfica u holográfica. El yidam puede ser un Buda y su consorte en coito sagrado (yab-yum) o una Dakini sola como Chinnamasta, la Mahavidya que se corta a sí misma su cabeza, o Vajravarahi, la manifestación con cabeza de jabalí de Vajrayogini. Esta técnica deriva de los cultos dravídicos de adoración a la diosa prebudistas centrados en la figura erótica de la ista-devata, a menudo representada por o reflejada en una mujer de la vida real, una devadasi, consorte tántrica o una cortesana del templo (vulgarmente, “una prostituta sagrada”).

Las dieciocho deidades del Shakti Cluster son yidams o ista-devatas, nodos resplandecientes de la Feminidad Divina en forma de imágenes.

 La mera contemplación de una de estas devatas, con una especial atención a sus poderes y atributos, carga y marca la psique con las mismas fuerzas de su imagen. El proceso funciona igual que un icono publicitario o un logotipo, como el arco dorado de MacDonald’s o el logo de Nike, carga y marca la psique de los consumidores, forzándolos no solo a comprar el producto sino a ¡hacerse fieles religiosamente con respecto a la marca!

Si un truco publicitario barato puede hacer esto, es decir, integrar y dirigir el comportamiento humano de una manera tan potente, capturando y mandando sobre el deseo del consumidor, imaginad lo que una marca sobrenatural sublime como una devata del Shakti Cluster puede hacer.

En mi experiencia hasta ahora, la contemplación del yidam de Vajrayogini carga la psique con la sabiduría de su instrucción específica sobre la unión del deseo y la compasión. Éste es un punto de vista Kálika único introducido por mí mismo. Ninguna enseñanza tibetana está compuesta del elemento del deseo en las uniones de permutaciones que implican a la compasión, la felicidad, el vacío, la apariencia y la sabiduría. Pero una vez que el deseo es incluido en las uniones, la compasión toma un aspecto diferente, un alcance más inclusivo. El corte más profundo del deseo toca el núcleo de la compasión. Anteriormente, yo tenía entendido que la compasión era eliminada de cualquier compromiso en el sujeto de la compasión. Esto puede suceder así en un caso limitado, especial de la compasión. Pero imaginad la compasión que penetra completamente en cada relación del deseo, cada vínculo y forma de apego concebible a que el deseo da origen. Esta es la compasión que se recoge en el filo del cuchillo de Vajrayogini. Esta es la compasión comprometida.

Solo el deseo que está totalmente comprometido con la compasión puede ser liberado, permitiendo la liberación del que desea, aunque no de aquel de quien se desea algo.

El Cuarto Componente

Yo deseé algo con una mujer, que no me concedió. Para ser liberado de aquella mujer y de lo que yo deseaba con ella, tuve que encontrar la compasión de una forma que era totalmente nueva para mí, totalmente fresca y sorprendente. La manera en que lo descubrí fue extremadamente sutil, aunque obvia. Siguiendo la instrucción de Vajrayogini, formulé los factores de responsabilidad, transparencia y diálogo (confesión del deseo) –pero faltaba algo–. Sentí que me quedaba un escalón para llegar a la fórmula completa de liberación. Había un cuarto componente.

Escribiendo esto mientras vivo a través de ello… Día 19 del turno de Vajrayogini. Continuará…

jll: Andalucía, 11 de julio…