¿Aquí es allí? ¿Allí es aquí? ¿Qué es allí y qué es aquí? ¿Y si todo sucediera delante de nuestras narices? ¿Y si no hubiera nada más? O mejor dicho, ¿y si todo estuviera aquí? Entonces, ¿dónde estás?
Pues si está claro, en primera instancia, que respiramos, que tenemos un maravilloso cuerpo con el que experimentar la vida, los dulces placeres de la vida, ¿por qué nos cuesta tanto darnos cuenta de esto? Desde mi posición, veo mucha confusión cuando nos ponemos a pensar fuera de la inmediata realidad, es decir, cuando los pensamientos se apoderan de nosotros y no nos permiten identificar lo que sucede en nuestro entorno inmediato. Hemos nacido en un momento social que se caracteriza fundamentalmente por el despiste; por anteponer la ideología a lo corporal, por dar prioridad a la obligación frente al deseo. Todo se convierte en quehaceres innecesarios (impuestos o autoimpuestos) que nos llevan a ejercer una esperanza ilusoria de que, sin hacer nada más, las cosas se van a arreglar, que me va a ir mejor. Este hecho lo relaciono directamente con el ataque salvacionista del jcibu. Nos han hecho creer en una vida extraplanetaria mejor que ésta y es ahí donde caemos en la trampa de no luchar para vivir la vida que sucede con nosotros, a través de nosotros, mientras nosotros.
A la pregunta ¿dónde estamos?, las respuesta más coherentes, sensatas y practicables serían «dentro de nuestro cuerpo» o «en nuestro cuerpo» o «con nuestro cuerpo» o «a través de nuestro cuerpo» o cualquier otra que nos deje claro que si no nos hacemos responsables de vivir en nosotros (descartando todo lo demás) nos perderemos lo fundamental, lo inmediato, lo real.
JM