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Textos significativos de No a Su Imagen

El vínculo del placer

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Capítulo 2: Raíces paganas

Puede parecer que Apolo derrota a todos los dioses de la naturaleza porque se supone que esta deidad proviene de la naturaleza exterior, más allá del mundo sensorial. El dios Apolo refleja la glorificación humana del intelecto como una fuerza independiente del cuerpo. La palabra latina Phoebus no es un nombre sustituto para Apolo, sino solo para su atributo primario, la radiación al estilo del sol del intelecto liberado del cuerpo. La historiadora Jan Harrison explica que Phoebus indicaba “el calendario solar con todas sus moralidades auxiliares de ley y orden y simetría y ritmo y luz y razón, las cualidades a las que nos inclinamos demasiado fácilmente para amalgamarnos como griegos”. Estos atributos de la civilización los tenían los primeros indígenas europeos, pero desarrollados –en estrecha relación con, y una profunda reverencia por, la naturaleza y no mediante el distanciamiento de la humanidad de la naturaleza, como ocurrió en el intelectualismo griego de la Edad de Oro (del siglo VI al siglo V a. C.)–. Entre los historiadores es un cliché que el intelectualismo griego preparó el camino para la teología cristiana. En la mezcla triunfante de Cristo y Apolo podemos ver por qué. Seguir leyendo El vínculo del placer

Las sociedades gilánicas

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Capítulo 3: La conquista de Europa

La virulenta deformación apocalíptica inherente al Cristianismo provenía del extremismo judío, especialmente de una secta, los zaddikim del Mar Muerto (descritos completamente en el capítulo 4). El elemento apocalíptico fue particularmente letal para la vida del alma europea porque el castigo divino es una propuesta supramundana solo masculina, completamente ajena a las culturas enraizadas en la religión telúrica de la Gran Diosa. El dios padre la efectúa a través de sus virtuosos guerreros, los soldados de su “ejercito de salvación”. Para que surja tal visión de violencia divina y sea representada en cualquier cultura, debe haber una escisión radical de género, pero la salud y equilibrio de las sociedades indígenas europeas dependía de la armonía de género. El apocalipsis no es una catástrofe natural, sino un acto sobrenatural en que el Dios Padre reivindica el poder supremo y la Madre Naturaleza no juega ningún papel. En otras palabras, el juicio apocalíptico es un mito exclusivamente patriarcal. Como tal, hubiera sido ajeno e intimidador para las gentes nativas que vivían en una cultura matriarcal y en sociedades equilibradas en cuestión de género. Seguir leyendo Las sociedades gilánicas

El zodiaco de Dendera

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Capítulo 10: La Diosa caída

Justo al otro lado del río están las ruinas de un monasterio copto primitivo: Tabennisi. Cuando los códices fueron ocultados en una cueva alrededor del 345 d. C., el fundador del monasterio, el monje cenobítico Pacomio, acababa de morir. Una generación después, el monasterio pasó a ser controlado por Shenoute de Atripe (348-466), la figura principal de la Iglesia coptocristiana y un próximo aliado de Cirilo de Alejandría, el hombre que probablemente orquestara el asesinato de Hypatia. Para su consternación, Shenoute descubrió que un pequeño remanente de los gnósticos perseguidos se habían refugiado en el templo de Hathor. Escribió a Cirilo que los herejes poseían “libros llenos de abominaciones” que sin duda debían ser destruidos. Shenoute conminó a los gnósticos a renunciar a sus pervertidas creencias y aceptar a Cirilo como su maestro espiritual. Al resistirse los herejes, Shenoute les advirtió en términos bastante directos: “Os haré conocer al arzobispo Cirilo o la espada limpiará a la mayoría de vosotros, y además aquellos que quedéis libres iréis al exilio”. Si alguien se pregunta qué ocurrió con los miles de maestros y estudiantes de las Escuelas de Misterios de la antigüedad, aquí está la respuesta en una línea. Cirilo respondió con un claro apoyo al imperativo genocida, dando énfasis a cómo esto demuestra la eficacia de la Única Fe Verdadera: Seguir leyendo El zodiaco de Dendera

Dignidad herida

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Capítulo 19: Un mensaje único de amor

Los seres humanos tienen un profundo y firme sentido intuitivo que nos dice que el amor no puede ser la base de la moralidad, aunque es el factor central e impulsor de nuestra capacidad total para la expresión moral (es decir, consciente, responsable). La base de la moralidad es nuestro sentido a favor de la vida, nuestra devoción a la fuerza de la vida (1). Esto es lo que nos permite –de hecho, nos inspira– aceptar y seguir la fuerza espontánea del amor sin tener que forzarlo o mandarlo. La misma intuición nos proporciona la confianza para aprender a amar mientras se desarrolla la experiencia y para aprender mediante el amor a cómo enfrentarnos a las situaciones donde no se aplica el amor. Pero ese valioso conocimiento intuitivo es vulnerable a influencias externas, especialmente al dominio de la religión. El sentido a favor de la vida fue arrebatado a los europeos por el impacto brutal del condicionamiento salvacionista y ésa es la razón por la que se comportaron de aquel modo cuando encontraron su reflejo distante en las tribus indígenas de las Américas. Los europeos envidiaron lo que vieron y destruyeron lo que no podían tener de verdad, es decir, lo que no podían reclamar como parte de sí mismos, sino solamente poseer, robar y saquear. Con su conversión a la ética del redentor, el mundo entero fue desheredado de un legado de conocimiento espiritual basado en la tierra tan rico y tan vasto que quizás nunca podamos comprender lo que se perdió cuando los Misterios fueron destruidos. Seguir leyendo Dignidad herida

El misterio de la traducción

Encontrarme con la obra de John Lamb Lash ha sido todo un regalo. John entró a mi casa a través  de Not in His Image. Jamás había traducido nada, soy filóloga, no traductora, pero soy la única persona que hablo inglés en casa y sentía una necesidad muy profunda de compartir el mensaje que estaba recibiendo. Al mismo tiempo, me di cuenta de que traducir se había convertido en todo un misterio para mí.

Siempre he encontrado la religión judeocristiana bastante macabra. Desde niña, me preguntaba qué pintaba yo en las iglesia rodeada de imágenes tan violentas, me daba miedo toda esa imaginería de hombres clavados a una cruz, sangre y clavos ¡con una corona de espinas! Esas imágenes impactan mucho en la psique de un niño, dejan una huella muy profunda de pánico, miedo, mucho miedo. Seguir leyendo El misterio de la traducción

Dividir y convertir

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Capítulo 7: El alijo egipcio

El guión directivo del salvacionismo es el Nuevo Testamento, que incluye los Hechos y las Cartas de Pablo. En su desconcertante combinación de narrativa de cuento de hadas y retórica altamente teológica, el Nuevo Testamento formula y confirma la complicidad de la víctima y el agresor, ejemplificada por las tribulaciones de los judíos en el Antiguo Testamento. La complicidad implica un tipo de contrato en el pecado, con ambas partes quedándose cortas con respecto a las exigencias de Dios. Los agresores que causan daño a otros son obviamente pecadores, pero también lo son la gente a quien ellos lastiman, quienes bien pueden creer que están siendo castigados justamente por un poder mayor. El perjuicio a las víctimas se debe al mal que han hecho a los ojos de Dios. Para empeorar las cosas, la sintaxis retorcida del vínculo víctima-agresor consiente la dominación, la violencia, la agresión y el asesinato como expresiones de castigo divino. Aquellos que proclaman la voluntad de Dios de maneras violentas son tan justos como aquellos que sufren la violencia porque el vínculo prescribe y legitima ambos papeles. Un acuerdo que santifica la violencia y garantiza la virtuosa absolución de sus víctimas es difícil de superar. La tentación de las víctimas de convertirse en verdugos está siempre presente, aunque no todas las víctimas sucumben a ello. Aquellos que lo hacen se convierten en los líderes del juego de dominación. Seguir leyendo Dividir y convertir

Antimimon

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Capítulo 7: El alijo egipcio

El engaño y la falsificación son las firmas de los Arcontes: “Su placer está en el engaño [apaton]… y su espíritu de falsificación [antimimon]” (Apócrifo de Juan, II, 1:21). El griego apaton denota el propósito deliberado de engañar y antimimon denota el método de engaño arconte: literalmente, “contraimitación”. Esto significa copiar algo, pero hacer la copia, la versión falsa, para servir a un propósito contrario a la cosa o idea original. En su visión del autoengaño humano –una visión altamente sofisticada, comparable a la psicología noética de nuestro tiempo– los gnósticos consideraron al redentor divino como una contraimitación de su revelador. Los expertos paganos de los Misterios del Levante y Egipto veían en el programa salvacionista de redención la prueba y el instrumento de la desviación arcóntica. No culpaban a los Arcontes de originar ese programa, aunque sí de conspirar con aquellos seres humanos que lo idearon:

Ialdabaoth mismo eligió a un cierto hombre llamado Abraham… e hizo un pacto con él que consistía en que, si su semilla continuaba sirviéndole, le entregaría la tierra como herencia. Más tarde, a través de Moises hizo nacer en Egipto a los descendientes de Abraham, les dio la ley y los hizo judíos. De ellos, los siete dioses, también llamados Hebdómada, eligieron a sus propios heraldos para glorificarlos y proclamar a Ialdabaoth como Dios, así que el resto de la humanidad, oyendo la glorificación, podrían servir también a aquellos que fueron proclamados Dioses por los profetas (Contra las herejías, 1.30.10).

Propósito transhumano

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Capítulo 24: La mística de la Diosa

Según James Leakey (La sexta extinción) y otros, actualmente ya estamos en una extinción –no acercándonos a una–, en una y además profundamente dentro de ella. Éste es el momento para profundizar más hacia una compenetración transensible con el planeta y llegar a un entendimiento de los propósitos transhumanos de Gaia. Solo desde la perspectiva transhumana podemos darnos cuenta del propósito que la humanidad tendría en términos gaianos.

Nuestro futuro como especie reside en esa paradoja


Desde nuestra perspectiva, en la actualidad estamos asistiendo a una bifurcación de la especie: unos vivirán una extinción asegurada; otros se autoseleccionarán para no extinguirse.

¡Solo es una cuestión de tomar una decisión!

 

Un mensaje único de amor (continuación)

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Capítulo 19: Un mensaje único de amor

El mensaje de amor es el gancho en el anzuelo del pacto víctima-agresor. Y el cebo del anzuelo es Jesús. (En algún lugar de sus trabajos, C. G. Jung presenta un grabado medieval en madera que representa a Jesús descendiendo del cielo en un enorme gancho para demostrar que él era “el pescador de hombres”). El mensaje del “varón de dolores” es tan contrario a la condición humana que ha costado siglos de manipulación apologética para hacer que parezca medio correcto. En Más allá de la teología Alan Watts escribió:

Estamos espiritualmente paralizados por el fetiche de Jesús. Incluso para los ateos, él es el hombre sumamente bueno, el ejemplo y la autoridad moral con quien nadie puede estar en desacuerdo. Cualesquiera que sean nuestras opiniones, debemos forzosamente manipular las palabras de Jesús para estar de acuerdo con ellas. ¡Pobre Jesús! Si hubiera sabido la gran autoridad que se iba a proyectar en él, nunca habría pronunciado una palabra. Seguir leyendo Un mensaje único de amor (continuación)

Un mensaje único de amor

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Capítulo 19: Un mensaje único de amor

La víctima divina refleja a la humanidad, no a la solución de nuestro sufrimiento ni a la forma de vencerlo, sino nuestra total y devoradora esclavitud a él. La victimización funciona porque hace que la fuerza del sufrimiento parezca más fuerte que la fuerza de la vida misma.

Obligados a amar

Por si todo esto no fuera suficiente –y es mucho, un gran abismo al que mirar sin vértigo–, hay un giro final y fatal, como el gancho del anzuelo que lo mantiene sepultado en la carne. El inmenso poder del chivo expiatorio se debe al complot víctima-agresor, pero la víctima divina de la historia de la salvación no es solo una víctima: es también un emisario divino con un mensaje único de amor. Jesús es el mensajero sublime de amor, así lo cree mucha gente. Cuando los fariseos le preguntaron: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?”, él contestó: Seguir leyendo Un mensaje único de amor

La madre del mal

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Capítulo 21: Desenmascarando el mal

Aplicad estos conceptos a la situación global de la humanidad hoy en día y será obvio que la teoría gnóstica del error tiene algo fundamental que enseñarnos. Algo que bien podría ser crucial para nuestra supervivencia a largo plazo.

Si el mal surge del error cuando el error va más allá de la escala de corrección, podemos cortar el mal de raíz ahondando en nuestra conciencia del error. El Evangelio de Felipe dice: “La ignorancia es la madre de todo mal”. En un lúcido pasaje sobre la teoría del error, el maestro gnóstico dice:

Siempre que la raíz de la maldad permanezca oculta, es fuerte. Pero cuando la reconocemos, se disuelve. Cuando es revelada, perece… En nuestro caso, cavemos en busca de la raíz del mal que está dentro de nosotros y produce su fruto en nuestros corazones. Nos domina. Somos sus esclavos. Nos tiene cautivos para que hagamos lo que no queremos hacer y lo que queremos hacer no lo hagamos. Es poderosa porque no la hemos reconocido. (II, 3, 83.5-30).

El diálogo del Salvador dice, “Cualquiera que desconozca cómo el fuego vino a existir será abrasado por él porque no conoce su raíz”. Con el típico estilo gnóstico, el revelador añade: “Quien no conoce la raíz del mal no es ajeno para él” (II, 5, 134.5-20). La dualidad zoroástrica de fuente única proclama una fuerza autónoma del mal en el cosmos, pero los gnósticos rechazaron este punto de vista. La raíz del mal es el error humano, la mente confundiéndose a sí misma. Para vencer al mal, debemos desenmascararlo viendo su origen en las operaciones equivocadas de nuestras propias mentes.

Religión víctima

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Capítulo 7: El alijo egipcio

La ausencia de testimonios de la parte perdedora en la batalla llevada a cabo por el ejército de salvación, nos deja ciegos para ver la verdadera naturaleza de la batalla. Estamos acostumbrados a temblar ante las historias de los cristianos lanzados a los leones, pero la crónica de las persecuciones sufridas durante los comienzos del Cristianismo es irrisoria comparada con las persecuciones cristianas a los paganos, a los gnósticos y a las Escuelas de Misterios. El Segundo Tratado del Gran Seth ofrece un testimonio de primera mano de un revelador gnóstico. En un pasaje, hay un relato de un perdedor sobre cómo eran los ganadores y cómo actuaban:

Fuimos odiados y perseguidos no solo por aquellos que simplemente son incapaces de entendernos sino también por aquellos que piensan que avanzan en el nombre de Cristo, a pesar de que estaban vacíos sin saberlo, ignorantes de quienes son,… como animales estúpidos… Perseguían a aquellos a quienes yo, un Revelador, he liberado porque odian a aquellos que son libres –aquellos detestables que, si se callaran, llorarían con gemidos inútiles porque no saben quién soy yo.

En cambio, sirvieron a dos maestros, incluso a una multitud. Pero serán victoriosos en todo, en las guerras y en las batallas, en la división envidiosa y en la ira… habiendo proclamado la doctrina de un hombre muerto y mentiras para que se parezcan a la libertad y la pureza de los iniciados, nuestra asamblea sagrada.

Y así, uniendo en su doctrina de miedo y esclavitud las necesidades mundanas, y abandonando la veneración, siendo mezquinos e ignorantes, no pueden acoger la nobleza de la verdad, pues odian lo que son y aman lo que no son (58-61).

Epinoia versus phantasia

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Del capítulo 22, Imaginación divina:

Los gnósticos enseñaron que el núcleo del potencial humano es nuestra facultad de la imaginación, que ellos llamaban epinoia para distinguirla de la phantasia, la simulación de la mentalidad arcóntica. La diferencia entre estos términos es esencial para el modo en que reafirmemos y cultivemos nuestros poderes ecognósticos. Los maestros iluminados de los Misterios se dieron cuenta de que la humanidad está divinamente provista de poderes biopsíquicos, un conjunto de herramientas de facultades ecognósticas, si se prefiere. Tenían una idea precisa de estas facultades, dónde se originan en el reino divino sobrehumano y cómo son “instaladas” en el organismo humano. Coherentes con su visión de la existencia preterrestre de la especie humana, el Antropos, ellos imaginaron un conjunto de facultades ecognósticas implantadas en el complejo de la espora antrópica –el genoma humano, si se prefiere–. Concebían este conjunto como fundamentado en una única facultad base que adopta tres permutaciones.

La nous, “la inteligencia divina”, es la facultad base. Se origina en el Pléroma, la Naturaleza Divina. La inteligencia divina es no nacida, no creada, conocedora de Buddha. La Gnosis es el conocimiento directo, intuitivo, de lo que los dioses saben. Podemos tener Gnosis porque tenemos la nous para conocer. Nuestra capacidad para conocer lo Divino está dada por lo Divino, de la fuente primaria de donde surge. Nuestra capacidad para la originalidad, que es inherente a la nous, viene directamente del Originador, el fundamento supremo de los Aeones plerómicos. Los gnósticos llamaban a este factor autogenes, “autogeneración”. Esto es similar a la autopoiesis, “autoorganización”, que ahora se acepta en la teoría de la complejidad y se sabe que está presente en todos los fenómenos del ecosistema de la Tierra. El autogenes implica una propiedad autodirectiva o teleológica de autoorganización, un punto polémico de debate candente en la teoría de Gaia.

Sombreado añadido por JM.

Un nivel moral más alto

Poco a poco se va aclarando el escenario títere que nos plantea esta novela basura que se podría llamar abrahamismo: el escenario absurdo de tres de las religiones más importantes del planeta (jci). Y si a esta estafa manifiesta le añadimos la farsa que el Budismo desempeña con la «otra opción», nos encontramos con el término jcibu, o también dicho jcibuuuuuuuu, que descarga un montón. Es como un rito mágico donde aglutinas mucha mierda y te ríes de ella. Seguir leyendo Un nivel moral más alto