¿Cuántas palabras se escriben o se pronuncian sin estar asociadas a la experiencia personal? ¿Cuántos hechos están asociados al buen vivir?
Llevo ya algunos años con estas cuestiones, mirando mi existencia desde este punto de vista, y he observado que en general no se sabe muy bien lo que es la experimentación. Creemos que acumulamos experiencias, cuando en realidad acumulamos conocimientos disociados de los hechos. ¿De qué nos sirve acumular muchos conocimientos sobre la flora de este maravilloso planeta, por ejemplo, si no somos capaces de disfrutar el aroma de una flor? ¿De qué nos sirve todo ese conocimiento si no somos capaces de dejarnos embriagar por la belleza de un árbol?
Cuando en una vida se instala el reconocimiento de los hechos (transparencia), en ese momento se produce una cierta dinámica que genera orden mental, da sentido a nuestra experiencia. Es un saber que se acumula en la única forma real de conocimiento que existe: la sabiduría. Su buen uso, adaptado a la realidad de cada uno, es parte del proceso de iniciación.
En este mundo hiperarcontizado, donde el jcibu define los términos en los que nos permitimos pensar, lo más extendido es aceptar cualquier conocimiento como válido (aunque esté aislado de los hechos), cuando en el fondo no nos resulte de ningún valor real para nuestras circunstancias personales, no lo podemos experimentar.
Nada se puede construir si no somos capaces de entender los hechos y aceptarlos como son, sin anestésicos, alejados de aquellos procesos tan generalizados que niegan la evidencia. ¡Estamos tan acostumbrados a negar los hechos que ni somos conscientes de ello!
Los hechos construyen la realidad y la realidad ordena nuestra mente.
Hechos ~ Real ~ Orden mental
JM