El tiempo arcóntico es un gran problema para llevar una vida conectada con la naturaleza: las estaciones no están ajustadas con los ritmos naturales de la naturaleza, los meses de esta sociedad no atienden a la fuerza que tiene vivir los meses lunares y, por si fuera poco, nos imponen un segundo sin mucha chicha.
Existe un estado mental en el que la intensidad de la percepción se agudiza hasta un punto en el que el concepto de milisegundo entra en juego. Basta con vivir 5 segundos en ese estado para saber que han pasado 5.000 milisegundos. En ese momento, desaparece la cotidiana sensación del transcurso del tiempo al que estamos acostumbrados y con ella también lo hace lo que se denomina nuestro ego: la experiencia interior propia separada de casi todo lo que nos rodea.
La cosa va mejorando con el tiempo; cuando te das cuenta de que 5 segundos se convierten en 5.000 milisegundos, los siguientes miles milisegundos están ahí esperando para ser vividos, para ser disfrutados. La sensación se va haciendo cada vez más estable y duradera, guiada por el placer que supone estar viviendo una experiencia verdaderamente intensa.
JM