¡No les debemos nada!

Bueno sí, les debemos muchas casas, muchos coches y muchos caprichos que no fuimos capaces de contener adecuadamente. ¡Eso y sólo eso!

Desde aquí siento la necesidad de decirles:

Con el esfuerzo de nuestro trabajo, ése que nos habéis impuesto, vamos a devolveros todas las deudas que hemos contraído con vosotros por pura ignorancia. Pero ya no somos ignorantes, y os queremos decir que cuando llegue ese día no habrá rincón en este hermoso planeta dónde estéis tranquilos.

¡Vaya por ustedes, perezosos psicópatas, mi más exquisito brindis de ira!

JM