Hoy he estado leyendo el libro editado por Edward Hoffmann titulado Abraham Maslow. Visiones del futuro(*) en el que se recopila una serie de artículos de Maslow no publicados en vida. Abajo dejo el capítulo 6 por su obvio valor para la salud integral.
Abraham Maslow (Brooklyn, Nueva York, 1 de abril de 1908 – 8 de junio de 1970 Palo Alto, California) fue un psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista, una corriente psicológica que postula la existencia de una tendencia humana básica hacia la salud mental, la que se manifestaría como una serie de procesos de búsqueda de autoactualización y autorrealización. Su posición se suele clasificar en psicología como una «tercera fuerza», y se ubica teórica y técnicamente entre los paradigmas del conductismo y el psicoanálisis. Sus últimos trabajos lo definen además como pionero de la psicología transpersonal. El desarrollo teórico más conocido de Maslow es la pirámide de las necesidades, modelo que plantea una jerarquía de las necesidades humanas, en la que la satisfacción de las necesidades más básicas o subordinadas da lugar a la generación sucesiva de necesidades más altas o superordinadas.
De la Wikipedia
Implicaciones para la salud de tener experiencias-cumbre
Tal vez las experiencias-cumbre son esenciales para nuestro bienestar físico: es decir, de algún modo, son médicamente necesarias para vivir con salud. Si es así, este hecho podría explicar la frecuencia de los episodios cumbre en la población en general, aunque éstas pueden diferir en niveles de intensidad. Parece posible que una persona con una gran ambivalencia interna y muchos aspectos intrapsíquicos preocupantes pueda literalmente volverse demente por su incapacidad de integrar experiencias-cumbre.
Las personas gravemente perturbadas no tienen experiencias-cumbre: solo las emocionalmente sanas las tienen. De hecho, cuanto mayor es el bienestar emocional, más posibilidades existen de tener experiencias-cumbres. De igual modo, cuantas más experiencias-cumbre atravesaos, más aumenta nuestra salud mental.
Una razón por la que las experiencias-cumbre pueden ser tan vitales para nuestro bienestar emocional es que proporcionan un clímax, una total catarsis y descarga. A la inversa, el estado de ser incapaz de llegar a un clímax produce una tensión dolorosa y probablemente crea toxinas en el cuerpo. Pensemos, por ejemplo, en la diferencia entre el flujo desorganizado de sangre durante un escarceo sexual incompleto y la experiencia de un buen orgasmo. Una descarga total parece así necesaria para nuestra salud física y mental. Un término finaliza los esfuerzos y la persistencia.
Podríamos abordar toda la cuestión de la necesidad de tener clímax o apogeos: por ejemplo, comparemos una buena eyaculación en los varones con la eyaculación parcial. El psiquiatra de origen austriaco Wilhelm Reich expuso este tema con detalle.
Sin clímax, ¿cómo podría tener descanso y paz un ser humano? ¿Cómo podrían actuar de verdad los valores del Ser? Si no fuera por los clímax y los apogeos que proporcionan una sensación de terminación, siempre nos sentiríamos en el limbo ‒siempre luchando y nunca satisfechos‒, llenos de problemas repetidos. Seríamos también medios y nunca fines. Todo lo que hiciéramos sería como escalar una montaña sin alcanzar nunca la cima para descansar.
La verdad es que cualquier verdadera gratificación proporciona una pequeña experiencia-fin-en-sí-misma y permite relajarse por un periodo de tiempo. Esta experiencia-fin-en-sí-misma puede ser aguda y fuerte. Pero las culminaciones realmente fuertes, los estado reales de finalizada ‒las auténticas experiencias-fin-en-sí-mismas más allá de la cuales no hay nada‒, los perfectos clímax: éstas son las verdaderas experiencias-cumbre.
En la experiencia plena, no solo existen secuelas emocionales, sino también físicas. Hay una descarga completa ‒un agotamiento total‒ y una total satisfacción. Un ejemplo concreto de este concepto puede encontrarse en la próstata masculina, que descarga bien parcial o bien totalmente. La descarga parcial crónica de la próstata produce todo tipo de problemas médicos que acaba en la intervención y probablemente incluso en el cáncer.
La plena descarga es también más sana físicamente. No se deja que nada se estanque. La descarga total desde este punto de vista debe se diferente cualitativa y cuantitativamente de la descarga casi completa.
El pecho que no se utiliza o el pecho vacío parcialmente, lleva al dolor, a la enfermedad y quizás también al cáncer.
Supongo que esta situación debe ser la misma para todas las demás glándulas del cuerpo humano. La persona que es incapaz de vivir un “buen llanto” después de un suceso desgraciado puede incluso sufrir una erupción de ampollas en la piel. Parece probable que los músculos mismos necesiten una contracción total y violenta, aunque solo sea en aras de la circulación sanguínea, un flujo real en lugar de un estancamiento.
Esta situación puede relacionarse con la investigación del psiquiatra David Levy sobre la atrofia durante la enfermedad. Por ejemplo, la inteligencia no utilizada tiende a morir. La necesidad de amor satisfecha parcialmente permanece siempre anhelante. La utilización real debe implicar una descarga de finalización total, gratificación y perfección. Parece plausible efectuar un isomorfismo con la estructura física como la próstata y afirmar que la no utilización absoluta significa atrofia, la utilización parcial significa anormalidad y solo la culminación plena es saludable.
Es bastante cierto que la incapacidad para completar un acto varía de persona a persona. Algunas son más impacientes o menos capaces de aplazamientos. Pero esta realidad no altera el principio mencionado. A cada ser humano el dejar en suspenso ‒es decir, retener la expresión‒ le es más o menos molesto o incluso intolerable.
Una vez más, las experiencias físicas más simples ofrecen buenas ilustraciones de este concepto. Orinar o defecar en el momento oportuno pueden producir una gran satisfacción, en el sentido de culminación, de descarga total, de total vaciamiento y terminación.
En el ámbito psíquico y social, debemos ser más conscientes de lo mucho que vivimos en el ámbito de lo continuo inacabado que se repite una y otra vez.
¿De cuántas cosas nos preocupamos que no tocamos, arreglamos y ni siquiera expresamos? ¿Cuántas cartas de indignación nunca se escriben al editor? ¿Cuántas tareas o ideas tentadoras tenemos que dejar de lado para siempre, o al menos posponer, porque tenemos otros compromisos ya planificados? ¿Cuántos “cuadros torcidos” se quedan colgados en las paredes que no se nos permite tocar? ¿Cuánta estupidez, ineficacia o cosas desagradables encontramos que tenemos que intentar ignorar? ¿Cuánta indignación tenemos que tragar?
Todos nosotros tenemos impulsos de arreglar las cosas, hacer que funcionen, administrar justicia y llegar al balance final de cuentas.
¿Cuántas cosas hay sobre la que no podemos hacer nada? ¿Cuántas veces los programas de televisión, las películas o los periódicos suscitan en nosotros impulsos de mejorar el mundo, impulsos con los que aparentemente no podemos hacer nada? Sin duda, éste es un aspecto que debe incorporarse al concepto de alienación moderna. Es decir, el mundo burocráticos industrial proporciona menso oportunidades de llegar a completar logros en relación con la justicia y cosas parecidas. Nos permite menos experiencias de satisfacer plenamente nuestros impulsos de indignación, enfado o alabanza.
En esencia, nuestras “cuentas públicas” permanecen así perpetuamente sin cuadrar. Pero en nuestra vida privada, la experiencia-cumbre nos proporciona el sentido vital de realización total.
JM
(*) Abraham Maslow. Visiones del Futuro publicado por Kairós (primera edición en castellano: marzo 2001; páginas 72-75). Imagino que al maestro Maslow no le hubiese importado que su obra se copiara en una web como ésta. Es un reconocimiento (nivel 4 en su Jerarquía) a su obra y a su talento único, aplicado en pro de elevar a la humanidad a unas cotas realizables más altas.