La Nous o inteligencia divina (la única que existe y que nosotros «leemos»), desde el punto de vista gnóstico, es una combinación, permutación o mezcla de varias partes, la alquimia de esas partes:
- la Dianoia: la razón.
- la Metanoia: la capacidad de pensar (o de ir) más allá de nuestra infraestructura convencional de percepción o de creencias.
- la Epinoia: la verdadera imaginación, sostenida y equilibrada por el resto de las demás partes. Así, la epinoia también equilibra al resto.
- la Ennoia: la intencionalidad, la lente del propósito abierto o, como últimamente me gusta pensarla, el Intento.
La Nous es una de las capacidades que posee el animal humano de un modo natural, por el mero hecho de haber nacido. Es inalienable, aunque en los días que corren existen muchas influencias que intentan fragmentarla y como consecuencia romperla, dejándonos un tanto tocados y desorientados en los quehaceres diarios.
Además, el animal humano disfruta de otras capacidades que lo hacen un animal absolutamente fantástico (como cualquier otro) y merecedor de llevar una vida completa y armoniosa con el resto de especies que pulula a su alrededor. A éstas otras capacidades las llamaron Gnosis, el conocimiento divino, y Autogenes, la autorregulación, la originalidad que nos caracteriza desde nuestro conocimiento, el principio que hace que el cosmos se desarrolle en sus infinitas posibilidades.
A mí me gusta imaginar a la Nous como un gran baile, dónde todos sus elementos (que realmente para mí son distintas caras de la misma Nous que juegan entre sí, la Nous jugando consigo misma) se apoyan los unos a los otros para definir un producto dinámico y completo, a disposición del buen vivir, del placer de vivir.
La Nous es un baile y ese baile activa a la Gnosis, produciéndose un manantial de conocimiento adaptado a la realidad y válido para una situación concreta o una situación generalizable…
¡Todo es un juego!
Lila,
el juego cósmico,
el baile infinito,
un hermoso viaje.
JM