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Yoga del sueño

Hace tiempo que traduje esta poesía de mi estimado amigo John. Ahora vuelvo a ella y no sé por qué pero ahí va:

20. Yoga del sueño
(C.W. Su sueño)

Esta barca que dirijo al lago
no se mueve con la brisa
ni deja estela,
si bien desliza con mordaz soltura.

Pues incluso cuando cierro mis ojos,
este espejo de la mente
en constante autoconocimiento,
se desliza por sus desmembramientos.

Todo el día esta mente libre va a la deriva
sin control ni fin
en total espontaneidad,
socava el juego de la demora.

Llevo los dedos a mis labios
para indicar el descenso del silencio
y entonces en este sueño me deslizo
y sigo donde huyó el sigilo.

El silencio de la muerte, un sueño despierto
impasible al tiempo y las mareas:
esta barca que en lo profundo serpentea
escapa al lago en que navega.

Original: John Lamb Lash, Refuge for the Unbound

Traducción: Rocío Gómez Jiménez.

Sintiendo La Tragedia de la Madre

He dedicado unas cuantas horas de mi vida (¿ocho, quizás nueve?) a insertar la traducción de esta profunda charla de mi amigo John en un vídeo de Youtube.

John comienza poniendo nuestra mente a prueba con dos preguntas que hacen que te plantees lo que puede llegar a ser una creencia en tu vida y cómo simplemente cambiando el planteamiento de tus creencias puedes llegar a hacer algo que creemos casi imposible: cambiar nuestra conciencia para así cambiar nuestra vida. Seguir leyendo Sintiendo La Tragedia de la Madre

Swan Deva susurra poesía

Ya en agosto comencé mi periplo de traducción por la poesía de John Lash que ha publicado en kalirising.org. El turno de Swan Deva (Nairatmya) ha dejado una huella imborrable en mis experiencias y, fruto de ello, retomo con un placer exquisito mi trabajo sin acabar…

Para mí esto es un juego, el juego de entretejer deliciosamente las palabras y la musicalidad que me embriaga y, si traducir la narrativa sofiánica era un auténtico placer, traducir la poesía resulta una actividad que me conecta aún más con la Belleza, con Su Belleza y con la mía.

Nunca pude imaginar que las palabras podían producir tanta magia, la medicina poética que cura el alma, la alquimia en mi interior, el fuego del código lingüístico en ebullición llega en los últimos días de este turno de la guardiana de la narrativa, Swan Deva.

Swan Deva me susurró la otra noche a las 4 de la mañana: Levántate y juega. Y eso mismo hice y, desde entonces, he traducido 8 poemas en dos días. La magia llama y yo acudo.

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4. Donde la edad no existe
(C.W. 28. When you are not)

Cuando miras adelante en el tiempo, para asegurarte
y atisbar tu destino, y encuentras estos versos,
aprecia cómo sostienes una mirada pura
y firme, la línea que tu visión define.
No importa quién amó tus momentos de gozo
y bebió o no profundamente tu belleza,
Hubo un peregrino de la eterna noche
que agarró la pasión que desprendías.
E inclinándote al tiempo, ensayando su danza,
piensa en cómo el amor toma un rasgo eterno,
y honra el modo en que fuiste arrojada al dilema
que abraza el eterno flujo de la fortuna.

Refugio para los no nacidos (Refuge for the Unborn, JLL)

una mirada pura y firme: sánscrito dharana, concentración sin esfuerzo que conduce apasionadamente a la atención perfecta.

RG

Los científicos se disputan ¿una flor?

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El otro día me dio por investigar el tema del clítoris con profundidad, ya sabéis, la historia, lo que dicen los eruditos, al menos en internet.

Una se encuentra con este tipo de comentarios:

1)»Las investigaciones sobre el clítoris son bastante recientes, tanto que fue hace apenas 16 años cuando se confirmó cientificamente su estructura y tamaño verdaderos»

2)»Y ¿quién descubrió el clítoris?
El profesor de anatomía y cirujano Mateo Realdo Colombo se atribuyó su descubrimiento en el año 1559, dijo que lo encontró en el cuerpo de su mecenas y lo llamó “placer de Venus”. Luego llegó Gabriel Fallopius y dijo que “nanai”, que fue él quien lo descubrió. Pero al final Kasper Bartholin, en el siglo XVII dijo que el clítoris era conocido por los anatomistas desde el siglo II a. C. Quien sabe, la cosa es que ‘el río ya empezaba a sonar’.»

“La literatura médica nos dice la verdad acerca de nuestro desprecio por las mujeres. Durante tres siglos, hay miles de referencias a la cirugía del pene, nada sobre el clítoris, a excepción de algunos tipos de cáncer o la dermatología-y nada para restaurar su sensibilidad. La mera existencia de un órgano de placer es negado, por razones médicas. En los libros de anatomía  de los cirujanos solo se encuentran un par de páginas. Hay una verdadera escisión intelectual” (Dr. Foldès)

Bien, después de leer estas cosas, una mujer como yo se pregunta:¿Es que las mujeres en la historia nunca han sabido lo que tenían ahí abajo? La respuesta evidentemente es POR SUPUESTO QUE SÍ. Yo misma, en mi infancia, a pesar del secretismo en torno al sexo lo descubrí sin que ni siquiera nadie me apuntara dónde ir. Seguir leyendo Los científicos se disputan ¿una flor?

Javier Krahe, un aedo contemporáneo

Ya han pasado más de 6 meses que murió nuestro amigo Javier Krahe. Desde que lo descubrimos siempre nos ha acompañado y hoy me siento con la necesidad de darle el reconocimiento a su valentía, gracia y creatividad.

Hemos disfrutado mucho de la mezcla mágica de sus composiciones: su alquimia personal de música y letra, su poesía cantada. Durante sus últimos años lo estuvimos disfrutando sabiendo que su música iba dirigida a la Musa, que su función fue como la de aquellos aedos que componían y cantaban la sabiduría que emanaba a través de ellos desde lo sobrentural, desde la misma Musa. Sabíamos que estábamos disfrutando de un auténtico aedo contemporáneo.

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La gota de Rocío viene con Kali

 

Comienzo con esta canción. Escuchadla para preparar el cuerpo para lo que viene…

He de reconocer que me encanta incluir música con mis entradas. La verdad es que no sé si me encanta a mí o es a ella a quien le encanta. Me refiero a la música, claro. Esto de aprender a vivir de manera transpersonal es algo muy nuevo y bello para mí.

Algunos pueden preguntarse: ¿Qué es eso de la vida transpersonal? Cuando hablaba de que no estaba segura de si había sido yo quien había elegido la música o la música me había elegido a mí, esto es exactamente lo que sucede en la vida transpersonal. La fusión con el más-allá-a-de-tí-mismo se hace tan evidente que te rindes a él. Y entonces aparece una nueva forma de vivir, en la que lo espontáneo toma vida, la inocencia recupera su verdadero estatus en la naturaleza humana y fluye la gota de Rocío, el elixir de la vida.

No he podido evitar la tentación de buscar la etimología de mi nombre, Rocío, que aparece en esta sublime melodía de Silvio Rodríguez, a quien le debo el traspaso de elixir de sabiduría musical. Pero lo que me ha cautivado es la raíz indoeuropea de mi nombre: -ers, o sea, fluir. Aquí la tenéis.

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«Existe una misteriosa relación en el rocío que refleja un secreto de la alquimia. Esta agua de la primavera que se recoge es también el “fuego de la naturaleza” que cocina las semillas en la tierra, haciendo surgir la verdesencia e imbuyendo vida a las plantas». Dice Alejandro Martínez Gallardo en El antiguo arte alquímico de recolectar el rocío.

También dice este ensayo: «El rocío –que ya hemos visto es también “el fuego secreto de la naturaleza”– parece ser un elemento importante, al menos para algunos alquimistas, para obtener este “espíritu salino” con el cual se pueden realizar las operaciones maravilosas de la ciencia oculta. En varios sentidos el rocío recuerda a un líquido divino o a una sustancia que confiere la divinidad o los atributos de lo celeste. Recoger el rocío –la gota de aire condensado, una perla de Indra o un glóbulo de icor– en cierta forma podría ser una técnica más sutil para robar el fuego de los dioses».

Y sigue….«En la Tabla Esmeralda, el texto atribuido a Hermes Trimegisto, según la tradición el padre de la alquimia, se lee: “Su padre es el Sol, y su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, y su nodriza es la Tierra”. Al parecer esto se refiere al espíritu universal que los alquimistas tratan de obtener, después de que la materia se ha vuelto más densa, algo que podríamos identificar con un ocultamiento de lo sutil en lo denso. Este viaje simbólico del espíritu puede también relacionarse con el proceso del rocío que podemos decir es el resultado de la energía del Sol y la Luna, y es llevado por el viento, hasta la Tierra donde recibe los minerales»

«…la idea fundamental de la filosofía hermética de que el universo entero con sus estrellas y galaxias se refleja en la tierra, cabe incluso en una gota de rocío. Una gota de rocío es un orbe de perfección, potencia pura en su transparecia luminosa. Una perla del universo, pequeño mundo. Una perla del collar que refleja todas las perlas en cada una». «Para los alquimistas, el proceso de individuación representado por el opus era una analogía de la creación del mundo”, escribió Carl Jung. En cierta forma el rocío representa una forma individual que recapitula la creación del mundo».

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Después de todo esto, solo puedo añadir una (o varias) cosas. Siempre me ha gustado mi nombre, pero nunca hasta ahora he investigado su significado. La vida transpersonal es tan inocente que te lleva directamente al por qué de las cosas y eso es inteligencia pura, del tipo de la de un niño de dos años, que se puede pasar horas preguntándote ¿por  qué?¿por qué? ¿por qué? hasta la saciedad, SACIEDAD, que soy madre y sé de lo que hablo.

En el Tantra Planetario, solo aprendes a jugar, JUGAR, y quien tenga niños o esté en contacto con ellos sabrá de lo que hablo. Jugar es vivir, jugar es sentir la vida, jugar es aprender a sentir, jugar es vivir. Lamentablemente, la narrativa que guía a esta sociedad no contempla el juego entre las actividades «recomendables» para los adultos, pero sí para los niños, aunque no se los deje jugar sino que se los tenga atados a tareas escolares y extraescolares más importantes socialmente que cualquier acción espontánea del niño.

En el turno de Kali, aprendo sobre este aspecto alquímico tan intrínseco a mí que lo refleja mi nombre. Y !qué maravillosos es! Hoy me siento como una gota de Rocío, está claro.

RG

De oruga a mariposa: la noche oscura del alma

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Nos acercamos al solsticio de invierno, el día de menos luz del año. Justo en este momento atravieso por un proceso intenso de oscuridad (algunos lo llaman «La noche oscura del alma»). ¿Cómo lo quiero llamar yo? Desde luego, noche oscura del ama suena quizás demasiado tétrico, prefiero denominarlo «de oruga a mariposa», ahora que comienzo a entender el proceso de transformación que estoy experimentando.

Yule y Yuletide, al igual que la «Festividad de yalda» (una fiesta invernal iraní), son términos arcaicos indoeuropeos usados para referirse a la tradición antigua que observa los cambios naturales causados por la rotación de la tierra alrededor del sol y sus efectos en la cosecha alimenticia durante el solsticio de invierno. El solsticio de invierno marca el momento de las noches más largas del año; el sol parece estar a punto de extinguirse. Este periodo dura doce noches, desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero. Según la tradición, en este tiempo los reinos de los vivos y los muertos entran en comunicación. Encontramos este motivo mítico en los celtas, los griegos, los germanos y los indios védicos. Pero, lejos de significar un tiempo de oscuridad, los antepasados de los europeos lo celebraban como anuncio indudable del próximo retorno del Sol y del renacimiento de la vida que no muere bajo el frío invernal.

Desde luego, me he sentido tambalear, mi sostén se deshacía bajo mis pies y ya no sabía dónde pisar, !todo un desmayo al que no me dejaba caer! He impuesto una resistencia debido a mi relativa ignorancia del proceso natural que se produce en esta época del año y a mi incapacidad para  gestionar mis emociones en consecuencia . Sin duda, el estudio de la astronomía me ha mantenido con el rumbo fijo y me ha ayudado a atravesar esta aventura excepcional que aún no ha terminado. Pero si ahora miro mis pies ya veo dónde piso, veo mi sostén, el mito que amo que es la Tierra y que en mí se expresa  a través de la comprensión y la narración de las verdaderas inspiraciones que guían a la humanidad a sus más altos logros a largo plazo. Desde luego, el cielo es una de esas grandes inspiraciones de la humanidad, siempre lo ha sido. Y nuestras tradiciones más ancestrales han estado muy ligadas al cielo y a los árboles, que nos conectan con el cielo.

M. Chabot dice que “en los tiempos paganos, en las fiestas de Jul, celebradas a finales de diciembre en honor del retorno de la Tierra hacia el Sol, se plantaba ante la casa un abeto del que colgaban antorchas y cintas de colores” (La nuit de Noël dans tous les pays, Pithiviers, 1907). Pero el árbol no aparece sólo en la tradición germánica: gracias a Virgilio sabemos que en Roma, durante el periodo de las saturnalias, se colgaba en la plaza pública un árbol cargado de juguetes.

Nos hallamos aquí en presencia de otro elemento inseparable de la mentalidad mítica europea: el árbol como símbolo sagrado, como eje o pilar del mundo; un árbol que para los celtas era una encina o un roble, un fresno para los escandinavos (el famoso fresno Yggdrasill) y un tilo para los germanos. El árbol, con su impresionante estructura, sus hojas, su tronco y sus raíces, es una representación del cosmos y de su organización; pone en contacto los diferentes niveles del mundo (el cielo, la superficie y el reino subterráneo); une el presente, el pasado y el futuro, y liga al hombre con su linaje y su devenir. Vínculo de lo continuo y lo discontinuo, representa la vida que nunca acaba y por eso es símbolo de la regeneración perpetua de la vida. Exactamente del mismo modo que el solsticio de invierno da testimonio del renacimiento eterno del sol.

Y con todo este trasfondo natural, me encuentro yo, un único y singular animal humano en medio del inmenso movimiento del cosmos y, en este momento de máxima oscuridad, el sentimiento de pequeñez y vulnerabilidad se hace más grande, más patente, más notable. Y esa sensación de vulnerabilidad, de muerte momentánea trae consigo un nuevo renacer, un flujo continuo de vida tras la muerte y una corriente de regeneración, de deshecho de valores inútiles, de revisión y reafirmación de lo único, lo verdadero, lo perdurable y lo real. ¿Y cuál es la verdad de todo esto? Bien, igual que la oruga se retrae hacia adentro siguiendo su propio impulso natural para, sin siquiera saberlo, transformarse en una mariposa, yo me he escondido en mi crisálida de soledad y oscuridad para coger el impulso necesario hacia una nueva realidad que reaparece a partir del solsticio de invierno con el nacimiento del sol.

RG

La belleza en Sodashi sabe a olivo

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¡La belleza en Sodashi sabe a tantas cosas! A mi me sabe a flamenco, a mis raíces, a mi tierra, repito, a mi TIERRA, esa que siento cuando escucho esta canción. Esa tierra con la que me siento cada vez más conectada, esa que ya responde a mis llamadas.

Curiosamente la canción habla de olivos y es que la tierra que vio mi amanecer es Martos (Jaén), mi pueblo rodeado de olivos, olivos,  olivos. Cierto que siempre odié el paisaje arcóntico del monocultivo marteño pero he logrado reconciliarme con el árbol que me vio nacer, ese con el que siempre tendré un vínculo especial. ¿Cuántas cosas contarían los olivos marteños, secretos intactos bajo las ramas pesadas, cargadas de aceitunas, semillas de elixir dorado? Secretos confesables y quizás otros no tanto.

El tono de esta canción y su sentimiento enlazan con las  sensaciones  que me acompañaron en mi despedida de Martos. Ahora es distinto, muy distinto.

Como dice la canción de Buika:
Hermosa era la tarde
Cuando entre los olivos,
Nadie vio como yo a ti te quise
Como te quiero
Hoy los olivos duermen Y yo no duermo

RG

Hetera, el arquetipo de nuestra energía erótica

Mary Judith Ress (Uruguay)

Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.12 n.29 Caracas dic. 2007

Artículo en www.scielo.org.ve

RESUMEN

El texto presenta una reflexión sobre la sexualidad femenina y la energía de la que emana a partir de la mitología, que sirve de base para dilucidar los esquemas ideológicos con que la cultura patriarcal la ha disciplinado. No sorprende que a través de todas las culturas la sexualidad haya estado sujeta a los efectos controladores de los rituales y tabúes. La relación agnóstica de la mujer con su cuerpo es el resultado de negar las áreas más profundas y secretas. Hoy día estamos convencidas que nada puede cambiar mientras devaluemos lo femenino, denigremos del cuerpo y no creamos en el universo sagrado. Después de todo, no es sexo lo que somos, sino algo más profundo. La tarea es aceptar el cuerpo como espiritual y la sexualidad y el amor erótico como disciplinas espirituales.

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