Poco a poco se va aclarando el escenario títere que nos plantea esta novela basura que se podría llamar abrahamismo: el escenario absurdo de tres de las religiones más importantes del planeta (jci). Y si a esta estafa manifiesta le añadimos la farsa que el Budismo desempeña con la «otra opción», nos encontramos con el término jcibu, o también dicho jcibuuuuuuuu, que descarga un montón. Es como un rito mágico donde aglutinas mucha mierda y te ríes de ella.
John Lash escribió en el 2006 en su libro Not in His Image este párrafo, que desde luego tuvo que quedarse muy a gusto:
Todos somos víctimas de lo que la ideología salvacionista ha hecho a la especie humana y al planeta. En el enredo del vínculo víctima-agresor, las víctimas generalmente buscan la reconciliación con los agresores, no solo porque esa reconciliación alivia falsamente el dolor de la injusticia intolerable y el daño hecho absurdamente y sin motivo —daño que nunca puede ser bueno, incluso cuando es hecho por Dios—, sino además porque el espíritu de la reconciliación permite a la víctima sentirse orgullosa, recupera un poco de dignidad y le hace permanecer en un nivel moral más alto que el agresor. En resumen, la reconciliación es una forma genial de mantener el vínculo intacto. Podéis contar con ello. Los agresores siempre lo hacen.
Se podría hacer un recopilatorio del software que nos ha sido insertado desde hace miles de años, sí miles de años, este follón es muy antiguo. Sirva como ejemplo tres de los líos mentales más destacados:
- «Pero yo os digo: no os resistáis al mal, pero quienquiera que te golpee en tu mejilla derecha, pon también la otra»
- “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen y haced el bien a los que os aborrecen”
- “Benditos sois cuando los hombres os injurian y os acosan, y dirán toda clase de males contra vosotros falsamente por mi causa”
¡Vamos todo un referente para llevar una vida tranquila y amorosa!
Desde aquí maldigo a todos los gerifaltes de estas altas instituciones, los maldigo por cobardes y aprovechados, que solamente se dedican a vender humo y vivir a costa de los demás. ¡Vaya por ellos mi brindis mágico!
Y desde aquí, en este segundo mes de Shodashi, también quiero manifestar mi pasión más profunda por lo bello, la Belleza, con otro texto de nuestro tertón favorito de su ensayo Cortejando a la Virgen:
Shodashi me lleva a honrarme y amarme de nuevo. Y en algún lugar en los éteres planetarios, como un mensaje dejándose llevar en las nubes, escucho este consejo:
“Mantente fiel a la belleza de lo que eres, y cuando dudes, vencido por la pérdida y la desesperación, hundido en la aparente inutilidad del amor rechazado o negado, vete a la parte más bella de ti mismo y haz lo que sea que exprese la belleza final de tu vida. Puesto que eres mortal, no divino, el momento final de tu belleza podría ser en cualquier momento, ahora”.
En el segundo mes de Shodashi, día 25.
JM