En la sociedad primitiva 2/7

De la Primera parte del libro Sexo y represión en la sociedad primitiva

Branislaw Malinowski

Capítulo 3
La primera etapa del drama familiar

Este vínculo se basa principalmente en el hecho biológico de que los mamíferos pequeños no pueden vivir sin ayuda y es así como la especie depende para su supervivencia de uno de los instintos más fuertes: el del amor materno.

Malinowski en Melanesia 2

[…]

Pasemos ahora a considerar la misma relación en una sociedad matrilineal de las costas del Pacífico. La mujer melanesia muestra invariablemente un deseo vehemente por su hijo y la sociedad circundante la secunda en sus sentimientos, hace suyas sus inclinaciones y las idealiza a través de los usos y costumbres. Desde los primeros momentos del embarazo, la mujer debe velar por la felicidad de su futuro vástago, observando una serie de tabúes alimenticios y otras ceremonias. La costumbre considera a la mujer embarazada un objeto de veneración, ideal que el comportamiento y los sentimientos de estos nativos realiza plenamente. Existe una complicada ceremonia que se practica durante el primer embarazo, con un designio intrincado y algo oscuro, pero que subraya la importancia del acontecimiento y confiere distinción y honor a la mujer embarazada.

Después del parto, madre e hijo deben recluirse por un mes más o menos, y solo se permite la entrada a la choza a ciertas mujeres de la familia. La adopción, en circunstancias normales, es muy rara, y, si se da, se entrega al niño solo después del destete; tampoco lo adoptan extraños al niño, sino exclusivamente los parientes más cercanos. Una serie de ceremonias, como el lavado ritual de madre e hijo, los tabúes especiales que debe observar la madre y las visitas de presentación, unen a la madre y al hijo con lazos que la costumbre sobrepasa a los naturales.

Así, en ambas sociedades, la adecuación biológica de los instintos se suman las fuerzas sociales de los usos, costumbres y modales; todos actúan con el mismo propósito de unir a la madre con el hijo y recíprocamente, y de brindarles el mejor ámbito para su apasionada intimidad de la maternidad. Esta armonía entre las fuerzas biológicas y las sociales garantiza una plena satisfacción y la mayor felicidad. la sociedad coopera con la naturaleza para repetir las felices condiciones del claustro materno, interrumpidas por el trauma del nacimiento.

[…]

Encontramos en este periodo una diferencia mucho mayor entre la paternidad de la familia patriarcal y la de la familia matrilineal; y es bastante sorprenden encontrar que en una sociedad primitiva, donde se desconocen los lazos físicos de la paternidad y rige el derecho materno, el padre mantenga con sus hijos una relación mucho más íntima que en nuestro medio.

[…]

El padre trobriandés típico es una niñera responsable y trabajadora, y en esto obedece al llamado del deber, que se expresa en la tradición social. El hecho es, sin embargo, que el padre se interesa siempre por sus hijos, a veces apasionadamente, y cumple todas sus obligaciones con ansia y ternura.

Malinowski en Melanesia b