Simplemente se llama patriarcado

¿Y si no existiera el machismo? ¿Y si fuera un gran montaje para enfrentarnos? Si estas dos preguntas tuvieran sentido habría que plantearse los orígenes del feminismo y sus consecuencias. ¿Y si el feminismo fuera otro invento para separarnos? ¿A caso no somos capaces, a nivel personal, de apañárnoslas con un hombre o con una mujer tranquilamente desde la coherencia? ¿Nos hace falta todo ese ruido para guiarnos en lo que somos, en nuestra sexualidad?

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Dibujo de Trudy Good

Yo sostengo que, en primera instancia, el machismo es una distorsión interesada que nos hace creer que las costumbres del pasado son malas, que cuando mi abuelo trabajaba de sol a sol en la huerta y mi abuela de sol a sol se encargaba de la casa, con sus innumerables faenas, no lo hacían bien, que sus costumbres eran malas. Mi padre me contaba que el carácter de mi abuela la hacía gobernar la casa a su modo, que cuando las cosas no iban bien todo el mundo la tenía en cuenta y que mi abuelo simplemente callaba. ¿Acaso eso es machismo?, ¿o es feminismo? Yo sostengo que el machismo es un invento y, por tanto y en segunda instancia, el feminismo es otro invento que retuerce lo primero.

Yo sostengo que el feminismo es una válvula de escape a la presión que muchísimas mujeres siente por la acción del patriarcado, al igual que la sienten los hombres desde otros frentes. Tanto hombres como mujeres nos sentimos acosados por lo mismo y eso no se llama ni machismo ni feminismo, simplemente se llama patriarcado: ese sistema de valores y creencias que instauraron los padres de la iglesia, comenzando por el personaje bíblico Abraham, desde hace casi 4.000 años.

Estamos viviendo unos momentos de despiste total donde las cosas no se las llama por su nombre, provocando así unas terribles confusiones en nuestro cerebro, y eso lo incorporamos a nuestro cuerpo y lo trasladamos a nuestras relaciones. Yo sostengo que si supiéramos quitarnos de nuestro lenguaje y pensamiento estas dos malditas palabras, machismo y feminismo, nuestra vida rodaría con más suavidad.

El patriarcado es un sistema de valores nocivo que no nos permite vivir la vida en plenitud, ni a las mujeres ni a los hombres, y por supuesto no permite que nada vivo sea como fue diseñado, como necesita expresarse. Este sistema se permite ir en contra de todo lo vivo, su objetivo son los árboles, los valles, los animales, los lugares sagrados, …. no le gusta nada que pensemos por nosotros mismos. El patriarcado atenta contra la misma esencia de la vida, de las personas, y se inventa el machismo, el feminismo y todo lo que le venga bien. Vamos, un incordio que aniquilar con muchísimo placer.

El maldito patriarcado se aprovecha de todo lo que encuentra para sobrevivir y no existiría sin una cultura previa de la que nutrirse. Esa cultura estaba anclada en el animismo, en la conexión con la naturaleza, es más, en el vínculo sagrado que los animales humanos sostenían con la naturaleza, no como unos meros árboles, animales y demás, sino como lo sagrado a través de la naturaleza. Eso es animismo. Aquí no hay ni hombres que quieran aprovecharse de las mujeres, ni mujeres que quieran aprovecharse de los hombres. Solamente existe la complementariedad necesaria que nos lleva al descubrimiento de lo desconocido.

El Mito de Gaia describe lo que denomina la brecha de género –también aparece en otras mitologías– y el patriarcado simplemente lo utiliza para enfrentarnos y quedarse con nuestro poder, el poder que nace de la fusión con el otro. No quieren, ni de lejos, que nos complementemos, puesto que eso iría directamente en contra de sus intereses: hacer de toda la especie humana una especie esclava, hacernos andróginos como el maldito Demiurgo.

JM