Matangi

Historial

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  • Del  9 de febrero al 9 de marzo de 2016
  • Del 29 de enero al 26 de febrero de 2017
  • Del 16 de febrero al 17 de marzo de 2018
  • Del 5 de febrero al 6 de marzo de 2019

Histórico


Esta página consta de dos ensayos

Matangi

Ensayo I

MANITU: Matangi, La Paria

La que derrota al engaño

15 de febrero de 2010, fina luna del atardecer por encima de CETUS, el Demonio Ahrimánico- 15 de marzo, luna nueva no observable en 354º ECL, en la urna sagrada del MANITU.

Siguiendo el turno definido por la fina luna del atardecer en el Pez Cabra, que señala a KaliMa, surgen dos posibilidades. El turno subsiguiente será bajo Matangi, una Mahavidya, o bajo Nairatmya, una Dakini del Cielo Diamante, dependiendo de la visión de la fina luna del atardecer en la constelación del MANITU (Acuario, el Aguador) o los PECES, respectivamente.

Matangi ensayo 1 a

Imagen típica de Matangi, la “diosa paria”, mostrada con una calavera, una vina (instrumento musical del sur de la India), un machete y el escrito OM en la palma de la mano. Un cuervo está sentado en su rodilla derecha. Ella es la guardiana de los forasteros y de los inadaptados y los favorece por encima de la gente corriente y socialmente privilegiada del mundo.

A diferencia de otras devatas que reciben ofrendas de fruta madura y flores frescas, a Matangi únicamente se le ofrecen sobras y otros artículos desechados, cosas excluidas, mezcladas, calcetines desparejados, cuerdas demasiado cortas que no sirven, calderilla. Sus ofrendas pueden también incluir cosas que se considera que pueden estar corrompidas o estropeadas, como comida podrida. En el sentido tántrico, ella representa a candala, el calor interno o “fuego de dentro” que elimina todas las impurezas, todo lo que es superfluo para el completo despertar del implacable poder del guerrero.

En febrero de 2010, la observación de las condiciones específicas del primer avistamiento sugirieron que la fina luna se movería rápidamente a través de las estrellas tenues que marcan la cabeza y los hombros del MANITU (conversión de Acuario, el Aguador). Se tarda 40 horas para que se haga visible la primera tajada de la luna, casi dos días después del momento exacto de la luna nueva. Pero en el tercer día, la luna creciente cambia a la siguiente constelación, los PECES o Ballenas.

Observación en Andalucía: A mediados de marzo, el tiempo atmosférico fue extremadamente tormentoso aquí en el sur de España, con lluvias torrenciales que dejaron el equivalente a las precipitaciones anuales en tres semanas. El cielo estaba tumultuoso la mayoría de las tardes, haciendo imposible observar la fina luna creciente inicial que se deslizaba a través de las estrellas del MANITU. Cuando conseguí un vistazo inicial de la esfera lunar, ya había avanzado dentro de la constelación de los PECES. Mediante la estricta norma de la observación, eso habría colocado a este ciclo bajo la dirección de la Dakini del Cielo Diamante, Nairatmya, también llamada Swan Deva.

Alguna instrucción inicial sobre el amor y el poder de atracción, recogida en la oscuridad de la luna, indicaba que Nairatmya podría estar de turno, pero luego llegó un silencio fascinante. La corta ráfaga de “diálogo del crepúsculo” terminó abruptamente y me encontré a mí mismo preguntándome qué nos depararía… Entonces el sexto día del turno, vi la luna colocada a unos 45 grados del horizonte oeste. Casi era una media luna, demasiado tarde para llamar a la devata supervisora siguiendo las normas usuales. Pero algo sobre su posición me hizo reflexionar sobre mi impresión inicial de que Nairatmya estaba de turno.

Hechizo haitiano

Matangi es la reina vudú del Shakti Cluster. Su nombre haitiano es Erzulie Dantor, una figura estrechamente asociada con las “vírgenes negras” de la sabiduría popular precristiana. Es protectora de la mujeres, especialmente mulatas, y vengadora de todas las que han sido violadas y abandonadas, engañadas y dañadas. Una de las figuras femeninas más potentes que conecta con las loas, los poderes demoniacos que poseen a los cuerpos humanos como un jinete monta a su caballo. También es famosa por ser la bruja patrona de Nueva Orleans.

Matangi ensayo 1 b

En la sabiduría tradicional vudú, Erzulie Dantor tiene unas fuertes cualidades eróticas, que no están ausentes en Matangi, aunque esta Mahavidya no puede ser confundida, en ningún sentido, con una “diosa de la fertilidad”. Como inicialmente señalé cuando presenté a las diez Mahavidyas, son deidades femeninas únicamente conocidas por su falta de suaves cualidades maternales. Rechazan la reproducción y pueden incluso causar la esterilidad.

Con imaginación, Matangi sería la proyección de esa fuerza de la naturaleza humana capaz de investigar la fosa negra del horror humano y disipar el engaño que sale de ella como el humo asfixiante. La mayoría de la gente considera el vudú y los zombis como cosas de películas de miedo, inventadas para asustar a la gente, pero las imágenes del 11-S presentadas en los medios de comunicación sí que son una película de miedo de la vida real. Los acontecimientos de aquel día fueron inventados indudablemente para asustar a la gente. Alguien describió, de una manera elocuente, a las pruebas documentales del 11-S como una película snuff estrenada para una audiencia global.

Como el vudú fue dirigido contra los depredadores de los nativos haitianos, se podría decir que la magia sobrenatural de Kali ahora se dirige contra la élite fascista globalista. Éste es el poder para vengar a aquellos que han sido dañados, contaminados por las pociones tóxicas de los depredadores, olvidados y abandonados, desechados. La misma Kali es la exterminadora de los clones de comportamiento, la población arcontificada que vive en el terror de aquellos que imperan sobre ellos mediante la connivencia víctima-agresor, el gobierno del engaño. Pero Matangi es, de manera específica, la exterminadora de lo engañoso, incluyendo a aquellos que están en complicidad con la perpetración del mal social que superan en número a los originadores, los estrategas o a los autores intelectuales. Por ejemplo, las putas de los medios de comunicación, los portavoces y los cómplices que espléndidamente programaron el encubrimiento del 11-S. Aquellos que, hasta el día de hoy, protestan en el espectro radioeléctrico público: “Pero, ¿por qué el gobierno nos mentiría?”, cuando lo saben mejor que nadie.

Todo el “poder negro” del vudú acumulado en Haití durante siglos fue liberado simbólicamente con el terremoto de enero de 2010 como una toxina zombi. Y no solo simbólicamente. Ese miasma letal del poder vudú está ahora en el aire, en el viento, circulando por el planeta, infiltrándose en la psique humana.

Matangi ensayo 1 c

Desde enero de 2010, la magia vudú haitiana emerge en una efusión “atmopsíquica” alrededor del planeta. Haced con ella lo que queráis. Bailad con ella si podéis.

El espejo del bien

Cuanto más tiempo estuve en Haiti y cuanto más aprendía de la sociedad vudú, más impresionado estaba por su cohesión interna. La hechicería era, sin duda, una fuerza potente con la que tratar, pero hasta cierto punto había sido institucionalizada como un componente crítico de la visión del mundo. Preguntar por qué existe la hechicería en Haiti es preguntar por qué existe el mal en el mundo y la respuesta, si hay una, es la misma respuesta que la que proporcionan todas las grandes religiones: el mal es el espejo del bien, el complemento necesario que completa la totalidad de la creación. Los haitianos, así como cualquier persona, son conscientes de este equilibrio sagrado (cursiva añadida).

No pretendía, de manera consciente, releer la obra maestra de Wade Davis The Serpent and the Rainbow durante el turno de Matangi, pero ocurrió así. Página tras página, registré la belleza salvaje de esa tierra abandonada y entonces me sentí sorprendido por las palabras citadas anteriormente. Encuentro en esta cita una comprensión absolutamente crucial del problema de la depredación intraespecie, pero estoy completamente en desacuerdo con el comentario respecto a la respuesta “proporcionada por todas la religiones”. He estudiado todas la religiones del mundo, incluido el Budismo que no es, en sentido estricto, religioso de la misma manera que lo son el Cristianismo, el Islam y el Judaísmo, a saber, es en el mejor de los casos no teísta. La respuesta a qué es el mal, desafortunadamente es precisamente lo que estas religiones no proporcionan. Y el Budismo no se compromete en absoluto con el tema del mal.

Los gnósticos (“aquellos que conocen los asuntos divinos”) fueron condenados por los ideólogos cristianos y sistemáticamente eliminados y asesinados cuando la fe salvacionista se fusionó con el imperialismo romano, precisamente porque los intelectuales iluminados de los Misterios como Hypatia afirmaron conocer lo que el mal es en realidad y detectar cómo opera: no como una fuerza autónoma en el cosmos en general, sino dentro de la mente humana, a través de la tendencia de la mente a mentirse a sí misma. He reiterado su elegante diagnóstico a menudo en esta web y en Not in His Image. Que yo sepa, no existe una visión mejor para definir la naturaleza del mal en la actitud y el comportamiento humano.

Escribí en la introducción de mi libro:

Incluso cuando era niño, me parecía que ciertas formas de comportamiento humano son incompatibles con una genuina condición humana. Ésta no parece que sea una visión demasiado radical, pues la mayoría de los lectores estarían de acuerdo con que algunos actos humanos son repulsivos, indignos de la humanidad. Pero estuve pronto en la vida en un terrible aprieto porque rechazaba las acciones y actitudes que normalmente se consideraban como admirables –en particular, la rectitud religiosa y moral–. Lo que el mundo en general consideraba que ejemplificaba lo mejor de la naturaleza humana, yo lo encontraba bastante deplorable.

Las grandes religiones son cómplices en el problema del mal y la falsedad, justifican gloriosamente sus operaciones. El salvacionismo judeocristiano firma un cheque en blanco para la apología del mal. En ese sistema de creencias sádico, cualquier cosa es aceptable siempre que revele la voluntad de Dios. Un grupo llamado Beit Shalom Ministries ha producido una colección de testimonios en primera persona sobre el encubrimiento del 11-S. El documental de doce partes, The Birth of Treason, es muy bueno en relación con el testimonio de gente experta. Luego viene el clip 10 donde los productores interrumpen y citan a Isaías con tono piadoso. Sueltan la profecía bíblica, proclamando que “Dios fue testigo del 11-S y permitió que ocurriera”. Es parte del plan del Creador traer la maldición sobre aquellos que lo rechazan. Es un paso en el camino del juicio de la apostasía.

(En algún momento del material oral propuesto en la web, quiero referirme al extraño hecho de que parte del mejor trabajo realizado para exponer el Nuevo Orden Mundial proviene de los cristianos fundamentalistas y sus colegas judíos, creyentes en la verdad profética y mensaje único de la Biblia. Quizás no es demasiado extraño, después de todo: los fanáticos del control del NOM usan el mismo guión que aquellos que los exponen, la narrativa de salvación del Antiguo y del Nuevo Testamento que llegó a su punto álgido con el triunfo mesiánico, así que tendría sentido que los creyentes veteranos fueran conscientes de su argumento. La diferencia sería que los fanáticos de la Biblia creen profundamente en su propia versión del escenario del final del juego, presagiado en la catástrofe del Apocalipsis. Mientras que los autores intelectuales globalistas, falsamente usan ese escenario para conseguir la manipulación psicológica de masas, sin importar que mantengan una creencia genuina en el poder del juicio divino. Las dos facciones destacadas del control globalista, los masones y los jesuitas, están radicalmente divididos con respecto a cómo se va a presentar este escenario en realidad…)

Las fes abrahámicas no tienen nada que decirnos sobre el mal, excepto que es parte del plan de Dios, que se tiene que aceptar humildemente como una forma de probar a la humanidad. Pero los gnósticos negaban que el bien y el mal pudieran venir de la misma fuente divina. No existe ninguna deidad externa que nos evalúe, sino que los poderes de nuestras propias mentes nos desafían hacia una prueba de discernimiento desnudo. Estamos autocondenados al mal cuando fracasamos en ver cómo opera el error en nuestras mentes. El error que se extrapola más allá de la escala de corrección pasa a la fase del mal. Otorga ventaja a una fuerza paranoica que funciona contra la integridad simbiótica de la vida, una distorsión psicopática que aliena a los humanos de la bondad innata de la naturaleza humana. El mal depende del engaño (griego apate en los escritos gnósticos), pero por la misma medida, la exposición del engaño es LA condición previa para vencer al mal.

En la Mahavidya Matangi podemos imaginar la personificación divina de la capacidad humana de detectar y dispersar el engaño. Ella representa uno de los atributos más poderosos y excepcionales de la especie humana.

Como un animal dotado de imaginación en la medida que sobrepasa a cualquier otra criatura terrestre, el ser humano debe ser capaz de discernir el engaño, la inclinación destructiva del poder de la imaginación, para asumir una completa responsabilidad en el uso correcto de ese magnífico don. Matangi es esa capacidad para discernir el mecanismo del engaño, y como tal se la tiene que “adorar” –un término que yo rechazo normalmente– lícitamente porque esa capacidad es un don divino y salvífico tan bueno como un dios puede conferir, tan poderoso y mágico como cualquier dios o diosa. Esta capacidad de la humanidad merece el mayor respeto, incluso la veneración.

Pero surge la cuestión: ¿Cómo reconocer y poseer ese don para que pueda ser aplicado para vencer al mal? Esta cuestión me lleva de vuelta al comentario de Davis, que yo reduzco a una línea convincente: el mal es el espejo del bien. Esta proposición, en su claridad sucinta, tiene la apariencia de una instrucción dakini. Pero, ¿qué hacemos con la instrucción?

Imagina que eres una buena persona, alguien sin intención de dañar o engañar a otros, y estás frente a otra persona de la misma disposición. Tenemos a dos buenos seres humanos, cara a cara. ¿Qué ve cada uno de ellos? Bien, si piensas en ello, puede que estés de acuerdo con mi observación de que cuando veo a una buena persona, veo la bondad en esa persona, de esa persona, de manera individual, mientras se sostiene por su mérito propio: No veo un reflejo de mi propia bondad en el otro.

Ahora, asumiendo que yo también soy una buena persona, yo también mantengo mi bondad de forma única, en un estilo moral particular, podríamos decir, como todo individuo hace. Mi sentido de bondad innata resuena en la bondad de la otra persona que está frente a mí, pero yo no veo el reflejo de mi personificación única de la bondad en otra buena persona. No, yo veo la bondad de esa persona únicamente y de una manera excepcional, peculiar. Existen un cierto número de facetas diferentes de la bondad humana, de expresiones de la benevolencia natural de la humanidad resumidas por el sabio pagano Marco Aurelio: “La naturaleza ha constituido a los seres racionales para su propio beneficio mutuo, para que cada uno ayude a sus colegas de acuerdo a su valía y de ninguna manera para causarles daño”.

Pero si yo no encuentro el reflejo de mi propia bondad en otra buena persona, ¿dónde puedo encontrarlo? Según Wade Davis, basándose en su profunda exploración del vudú haitiano, la puedo encontrar en el espejo del mal. Noten bien: si yo veo “el equivalente de mi maldad” en el espejo, lo que veo no es un mal que hay en mí mismo, sino la bondad que hay en mi capacidad de detectar ese equivalente maléfico. La palabra operativa es detectar.

Detectando la presencia del mal en otro ser humano, no me identifico a mí mismo como malvado, sino que poseo el potencial para la desviación que me haría ser así. El mal reflejado no es el complemento de la bondad en el sentido de que uno necesita que el otro exista, sino que la integridad moral única de cada individuo necesita del mal para verse a sí mima. El reflejo del mal es una superficie que refleja la imagen de la propia bondad de uno, que no puede ser reflejada por nadie más porque es una propiedad moral única a la integridad de cada individuo.

Así es como yo leo esa proposición convincente.

La mirada asesina

Así, investigando el mal del 11-S como un reflejo, surge la oportunidad para cada persona de ver su bondad innata. Toda una oportunidad. Pero si no hay audacia para mirar directamente al mal reflejado, no se verá el reflejo. Estoy convencido de que el mayor freno para el movimiento por la verdad del 11-S es simplemente que hay tanta gente que no puede soportar considerar que cualquier persona sea tan malvada como para asesinar a miles de personas a plena vista y mentir sobre su autoría y usar de manera flagrante esa mentira para aterrorizar y controlar a los testigos de ese horror cometido y seguir cometiendo más horror. Sin duda, ningún ser humano puede ser tan malvado. Bien, quizás no: se puede considerar que aquellos que ocultan y comenten tal maldad han abandonado su humanidad innata. No actúan como seres humanos, criaturas que sienten empatía por los demás y respetan la libertad de los otros, aunque son actores humanos. Esos son los depredadores intraespecie.

Matangi lleva un machete (una herramienta bien conocida en Haití donde los esclavos lo usaban para cortar la caña de azúcar) goteando sangre. Imagina que llegas a casa un día, con ganas de reunirte con tu familia y en la puerta de tu casa hay alguien que tiene un machete chorreando sangre. Como una escena de Halloween o Viernes 13. Imagina que miras los ojos de esa persona. Mantienes la mirada de esa persona. Ahora imagina que has mirado a los ojos de esa gente que sale en la televisión o en las revistas, personas muy conocidas que se encargan de dirigir y servir a la sociedad. Imagina que pudierais estar en la presencia física de esa persona, manteniendo su mirada.

Matangi ensayo 1 d

Los depredadores intraespecie, que ocultaron y cometieron los ataques del 11-S y que todavía siguen haciéndolo, incluso mientras escribo esta palabras y están planeando cosas todavía peores, pertenecen a la clase de sociópatas y psicópatas conocidos como asesinos en serie. Es extremadamente insólito pillar a un asesino en serie en el momento del crimen. Estos depredadores son sigilosos y evasivos. Son aficionados a los ejercicios largos y elaborados de conspiración y engaño. Para cazar a tales asesinos, los detectives deben entrar en su mente y seguir los cálculos de la locura asesina, siguiendo cada paso engañoso. A los asesinos en serie les encanta jugar con sus víctimas y con aquellos que los persiguen, encuentran un placer real en el asesinato, se regocijan con sus éxitos y disfrazan sus acciones con códigos inteligentes, ambigüedades y engaño arrogante. Lo mismo ocurre con los autores intelectuales globalistas, punto por punto. No son diferentes de los asesinos en serie. Un comentarista astuto sobre los tejemanejes globalistas, G. Edward Griffin (The Creature from Jekyll Island), llama a los autores del asesinato y la mutilación “la clase depredadora”. Dice que son criminales asesinos, monstruos poderosos que disfrutan profundamente de lo que hacen, que estarían en prisión si no estuvieran en el gobierno o designados para aconsejar a aquellos que gobiernan e implementan sus políticas a través de la cadena de autoridad relegada. Esa es la percepción de alguien que ha investigado regularmente con justicia el reflejo del mal.

Matangi es una de las Mahavidyas que se dice que confiere el poder para matar con una mirada, confundida de manera singular en el folklore con el “mal de ojo”. Pero ¿podría también existir un ojo contra el mal? ¿Una mirada asesina para tumbar a los depredadores intraespecie? Si existe algún tipo de magia malvada que domina el planeta, como parece indicar la percepción creciente en torno al 11-S, ¿dónde está la contramagia?

Lanzo una fuerte alerta para no atribuir un “arma letal” de poder mágico u oculto a la élite criminal globalista sin permitir a esa gente honesta, amable, bien intencionada que tenga un equivalente poder oculto para oponerse y vencer a su juego.

Para alcanzar el poder de la mirada asesina, mira fijamente, desnudamente, honestamente el reflejo del mal hasta que veas tu bondad innata reflejada en él. El reflejo mismo confiere ese poder de matar. Existe un “equivalente sagrado” (como señala Wade Davis) en cómo el mal contribuye al reconocimiento del bien: para ser precisos, el autorreconocimiento. No necesitamos el mal para ser buenos seres humanos, pero si existe y se presenta ante nosotros, reflejado en nuestra propia especie, su presencia puede ser apoyo del reconocimiento de la bondad única de cada individuo de la misma especie de alto riesgo. Este reconocimiento es un compromiso supremo y sagrado que no puede ser sostenido, supongo, sin un referente divino o sobrenatural que compense la inflación psicológica demoniaca que puede inducir. Matangi es ese referente. Ella podría ser la seguridad intrínseca sobrenatural que permite a la mente humana ver como ve el mal sin sucumbir al autoengaño.

Los dieciocho nodos del poder del Shakti Cluster son capacidades humanas, siddhis de potencia oculta, conferidos por Gaia a la vida transpersonal de aquellos que llaman su atención y mantienen su mirada. Las devatas y las dakinis son nodos conscientes del despertar de Gaia, focos del sueño lúcido donde ella identifica y reconoce a los personajes individuales que representan su sueño apareciendo sistemáticamente en él. Sus cotestigos en una oleada masiva de despertar planetario.

No existe una solución viable al problema del mal en el comportamiento humano sin una conexión sobrenatural con la Madre Animal Planetaria.

jll: 15 de marzo de 2010, último día del turno de Matangi, Andalucía.


Ensayo II

Matangi frente al timador de dos caras

Orígenes ocultos del Nuevo Orden Mundial

Haciendo frente a la desviación luciferina-ahrimánica

Como señalé en el primer ensayo sobre Matangi, definí su turno (15 de febrero – 15 de mazo de 2010) mediante la observación de la fina luna creciente en CETUS, una constelación que presenta la figura de un enorme monstruo devorador. Esta observación es anómala aunque también extremadamente afortunada, el tipo de presagio no anticipado que un tertón celebra con alegría y gratitud. Entre otras cosas, este presagio (descrito y representado más adelante) ofrece la oportunidad para definir una enseñanza central del Gnosticismo moderno: la sintomatología de la desviación psicosocial. En lenguaje claro, ésta es una forma convincente de ver cómo los seres humanos y la historia se equivocan, debido a la desviación que existe en dos direcciones, hacia el materialismo ciego, por un lado, y la espiritualidad cegadora, por otro lado.

La sintomatología es una ciencia de inducción que deduce causas a partir de los síntomas. Ésta es la base de la medicina, por supuesto. También es la base de la corrección intelectual para nuestra especie, una práctica teléstica genuina. He argumentado que el mensaje gnóstico, que nos enseña cómo estamos desviados, puede ser lo mejor que tengamos, la enseñanza suprema del planeta. Viendo cómo estamos desviados de la humanidad innata, podemos corregir la desviación. Ciegos a ella, no podemos:

Si el mal surge del error cuando va más allá de la escala de corrección, podemos cortar el mal desde el brote profundizando en nuestra conciencia del error. El Evangelio de Felipe dice: “La ignorancia es la madre de todo mal”. En un fragmento lúcido sobre la teoría del error, el maestro gnóstico dice:

Mientras la raíz de la maldad está oculta, es fuerte. Pero cuando es reconocida, se disuelve. Cuando es revelada, perece… Por lo que respecta a nosotros, excavemos tras la raíz del mal que está dentro de cada uno de nosotros y produce su fruto en nuestros corazones. Nos domina. Somos sus esclavos. Nos lleva cautivos, hace que hagamos lo que no queremos hacer y que lo que queremos hacer no lo hagamos. Es poderoso porque no lo hemos reconocido (II, 3, 83.5-30).

El Diálogo del Salvador dice: “cualquiera que no conozca cómo vino a existir el fuego, se quemará porque no conoce su raíz”. Con el típico estilo gnóstico, el divulgador añade: “Quien no conoce la raíz del mal, no se libera de él”. (II, 5, 134.5-20). La dualidad zoroastriana de fuente única reivindica una fuerza autónoma del mal en el cosmos, pero los gnósticos refutaron esta visión. La raíz del mal es el error humano, la mente equivocándose. Para vencer al mal, debemos desenmascararlo viendo su origen en las operaciones erróneas de nuestras propias mentes.

– De Not in His Image, capítulo 21, Desenmascarando el Mal.

Sophia rusa

Una forma de interpretar los síntomas en el comportamiento humano en el nivel social, es decir, dia-gnosticar la historia y los acontecimientos actuales es observar dos tipos específicos de desviación, que pueden ser llamados ahrimánicos y luciferinos. Inicialmente encontré esta propuesta cuando estaba inmerso en la Antroposofía –“la sabiduría de la humanidad (antropos)”– un movimiento esotérico fundando por el ocultista Rudolf Steiner (1869-1925) que, con frecuencia, usaba esos dos términos. Durante bastante años trabajé con grupos de estudio antroposófico en Santa Fe, Los Ángeles y Nueva York. Aunque nunca llegué a ser un miembro oficial del movimiento, enseñé a varios grupos incluyendo al cuerpo de alumnos de Steiner en Emerson College en East Grinstead, Inglaterra (junio 1986). Al comienzo de los años 90, me salí del marco antroposófico debido en gran parte a mi rechazo de su glamour mistificado y rigidez ideológica. Steiner era un cristiano devoto que tenía una visión de Jesús crucificado en el Calvario que lo condujo a considerar al Cristianismo como un “hecho místico”. Aunque habló mucho de la Divina Sophia, Steiner no tenía una conexión con la visión sofiánica de los Misterios. Permaneció siendo un salvacionista, creyendo que Jesucristo era el avatar supremo de la raza humana.

Yo rechazo totalmente esa afirmación. Para mí, Jesús como una figura histórica era un terrorista zaddikita y Cristo es una ficción insidiosa del agente doble romano, Saul/Pablo. Rechazo totalmente al Mesías –y eso incluye a CUALQUIER mesías en cualquier versión, raza, color o creencia– como un arquetipo tóxico e ilusorio, la producción más peligrosa de la imaginación humana en la Era de Piscis.

 La Antroposofía fue un grupo de culto disidente derivado del Movimiento Teosófico de Helena Blavatsky (1831-91), cuya exposición de “La Gran Hermandad Blanca” es el prototipo del Nuevo Orden Mundial (ver más abajo). La sintomatología Matangi ensayo 2 ade los poderes luciferinos y ahrimánicos, expuesta detaladamente por Steiner y llevada hasta extremos paranoicos por sus seguidores, no se originó del hombre mismo. De hecho, prove
nía de una rara herencia que Steiner encontró a través de sus conexiones rusas,
incluyendo al poeta y novelista simbolista Andrei Bely. El movimiento Simbolista floreció en Rusia desde alrededor de 1880 hasta la 1ª Guerra Mundial. El padrino del movimien
to fue el poeta y místico Vladimir Soloviev, una figura preeminente de la filosofía rusa moderna. Soloviev es conocido hoy en día principalmente por dos cosas: sus encuentros extáticos con una figura numinosa que él llamaba Sophia y su predicción de la llegada del Anticristo. ¿Os suena de algo?

Soloviev murió en agosto de 1900, el mismo mes que Nietzsche, el filósofo radical que vio la llegada de la ideología de la raza maestra y pronunció que “Dios está muerto”. En su vida, Soloviev fue una figura central de un culto místico-intelectual que permaneció en la cúspide de la cultura occidental. Con los años, he dedicado una buena parte de mi tiempo a enseñar literatura rusa con un énfasis en la importancia de ese culto como un preludio a la visión planetaria que podríamos desarrollar hoy. Me refiero a una visión de invención y alcance humano genuino, el marco para una sociedad igualitaria donde la novedad y la libertad se mantienen como los valores más altos del logro individual.

Planetario no es globalista. Una forma de vida verdaderamente planetaria en la Tierra debe ser ganada si vencemos el plan globalista mortífero del gobierno fascista bajo el ojo que todo lo ve de una banda de psicópatas. “Hay una guerra en progreso para tu mente”.

Yo me percaté de que el dualismo ahrimánico/luciferino de la sintomatología de Steiner, no provenía del mismo Steiner. Esta sintaxis diagnóstica brillante deriva del trabajo de un crítico literario que presidía el salón literario más celebrado de Rusia: Vyacheslav Ivanov (1886-1949). Estas visiones de Ivanov fueron tremendamente influyentes en esta primera parte de su vida, pero se diluyeron y se perdieron durante el periodo de las dos guerras mundiales. Cuando su mujer murió en 1907, Ivanov cayó en la desesperación y buscó consuelo en las fantasías místicas y teosóficas, pero todo en vano. Doce años antes de su muerte, se incorporó al Catolicismo. Para esa época, sus contribuciones convincentes y originales a la vida intelectual rusa se habían olvidado en gran parte. Su legado fue relegado debido a acontecimientos a escala mundial que reflejaban esas dos tendencias desviadas que él había analizado tan minuciosamente.

Ivanov usó los términos (o etiquetas) luciferino y ahrimánico para analizar obras literarias, en particular los escritos de Dostoevsky. Ivanov detectó la inclinación ahrimánica en el materialismo comunista y la inclinación luciferina en las “decadentes” tendencias espirituales y bohemias de su época, que estaban descontroladas. El Movimiento Simbolista en Rusia era parte de un renacimiento paneuropeo del ocultismo que permeó a cada aspecto de la vida intelectual, artística y política antes de la 1ª Guerra Mundial. Es difícil hoy en día darnos cuenta del alcance y profundidad del renacimiento del ocultismo europeo, pero la historia de la vida de salón de hace un siglo puede hacerse más relevante mientras las maquinaciones del NOM son expuestas, justo ahora. Las raíces del NOM son inherentes a ese justo renacimiento.

Ivanov era un analista lúcido de tendencias psicosociales. Su sintomatología era compleja y matizada, no una mera polarización de materialismo mortífero (ahrimánico) frente a la espiritualidad falsamente iluminadora (luciferino). No puedo representar estas visiones con justicia y precisión sin una digresión extensa… Huelga decir que Ivanov reconoció cómo éstas dos inclinaciones, las marcas principales de la desviación de lo que nos hace humanos en esencia, se sostienen la una a la otra. Se complementan y se apoyan la una a la otra, como el paradigma derecha/izquierda de la política. En su época, Ivanov se dio cuenta de que la indulgencia en la falsa espiritualidad, incluyendo las fantasías personales del privilegio artístico y la ideología de la raza superior, actúan de contrapunto a la nivelación de la sociedad mediante el materialismo comunista, pero finalmente las dos inclinaciones combinan. Se funden en una MENTIRA totalitaria que puede enturbiar y ocultar el sentido común de la humanidad innata. Ivanov sintió que la espiritualidad luciferina, el falso paradigma de la iluminación (incluyendo la superioridad espiritual/racial), se fusionaría con el socialismo ahrimánico, el falso paradigma de la evolución. El resultado sería el “Nuevo Orden Mundial”, un sistema de dominación totalitario bajo una religión de un solo mundo, gobernado por el ojo que todo lo ve de la raza superior que Blavatsky presagió en su escenario de la Gran Hermandad Blanca.

La brillante intuición de Ivanov sobre nuestro futuro no es sino un tesoro que viene del legado de la Sophia rusa. Había pretendido describir ese legado en el último capítulo de La historia alternativa del Grial, una de las secciones incompletas de esta web. Mi investigación de la diáspora de los Misterios sofiánicos me condujo a entender que el remanente del ilusionismo gnóstico se filtró en Rusia en torno al 1815. Una familia aristócrata, los Trubetskois, preservaron y protegieron el mensaje sofiánico, incluyendo la revelación de la Luz Orgánica. Más tarde en el siglo XIX, la sabiduría sofiánica resurgió de manera espontánea en la imaginación de los intelectuales rusos como Soloviev, Bely, Ivanov y otros. Enturbiada por las ficciones cristianas y la ideología de la redención unida a la Sophia ortodoxa rusa, la Madre de Dios, la última chispa de sabiduría antigua parpadeó y destelló como una bengala desvaneciéndose.

Milagrosamente, en el momento que la chispa se apagó, entre las dos guerras mundiales, inmediatamente brotó de nuevo, aunque en un género científico más que místico. Dos científicos rusos Vladimir Vernadsky y Konstantin Merezhkovsky (el hermano de Dimitri Merezhkovsky, un destacado autor simbolista e intelectual sofiánico) introdujeron los rudimentos de la teoría atmosférica gaiana y la ciencia evolutiva gaiana de la endosimbiosis, respectivamente. Por favor tomad nota de que la visión planetaria de Gaia-Sophia que desarrollo en esta web surgió inicialmente en Rusia. De hecho, Lynn Margulis, defensor de la endosimbiosis, me dijo que Merezhkovsky había presagiado su teoría, un hecho conocido por pocas personas que siguen su trabajo. Por supuesto, la gente informada sabe que Vernadsky fue el precursor de la ciencia atmosférica gaiana.

Aquellos que quieran investigar mis afirmaciones y sugerencias sobre la importancia de Rusia en la visión sofiánica, por un lado, y en los orígenes ocultos del NOM, por el otro, pueden leer The Occult in Russian Soviet Culture (Cornell University Press), editado por B.G. Rosenthal, y “No Religion Higher than Truth” (Princeton University Press), una historia del Movimiento Teosófico de Maria Carlson.

El presagio de Cetus

Como escribí en mi relato sobre el turno de Matangi que comenzó el 15 de febrero de 2010:

Alguna instrucción inicial sobre el amor y el poder de atracción, recogida en la oscuridad de la luna, indicaba que Nairatmya podría estar de turno, pero luego llegó un silencio fascinante. La corta ráfaga de “diálogo del crepúsculo” terminó abruptamente y me encontré a mí mismo preguntándome qué nos depararía… Entonces el sexto día del turno, vi la luna colocada a unos 45 grados del horizonte oeste. Casi era una media luna, demasiado tarde para llamar a la devata supervisora siguiendo las normas usuales. Pero algo sobre su posición me hizo reflexionar sobre mi impresión inicial de que Nairatmya estaba de turno.

Estaba sorprendido por un detalle particular que me llevó hacia una correlación mitológica: la luna, excepcionalmente baja con relación a la eclíptica aunque estaba ascendiendo hacia el nodo norte, 10000002 permanecía cerca de la cabeza de la constelación de CETUS: el Monstruo del Mar. Y de ese modo entrega un cuento.

Matangi ensayo 2 b

Sabía exactamente dónde estaba colocada la luna porque estaba a la izquierda (este) de una estrella destacada de Cetus, llamada Mira. Cetus es un compuesto largo y extenso que se extiende por debajo de los Peces. Su parte superior está marcada por una formación pentagonal inconfundible: la cabeza del Monstruo del Mar o demonio ahrimánico. La forma pentagonal sugiere una típica cabeza “satánica” con un cráneo prominente, una barbilla puntiaguda y cuernos. La estrella que está en la parte trasera de la cabeza, equivalente en la anatomía humana al complejo-R o cerebro reptiliano, es alpha Ceti o Menkab, asociada en la sabiduría clásica con las enormes mandíbulas del monstruo que sale del abismo (inconsciente colectivo) para devorar a la humanidad. Coloco esta estrella en la parte de atrás de la cabeza del demonio.

Estaba paralizado positivamente por la proximidad de la luna creciente a esta estrella y a otra, justo a la derecha y más abajo: Mira, omicrom Ceti. Ésta es una de las estrellas más notables de las variables de largo periodo. Consiste en dos estrellas, A y B, con la más pequeña girando alrededor de la última haciendo parecer que Mira parpadea en un periodo de 332 días. El nombre de la estrella significa “milagroso, maravilloso”. Existen más de 6000 estrellas de esta clase, también conocidas como variables Mira, pero ésta es la única cuya variación en magnitud puede ser observada a simple vista, hasta el punto que parece desaparecer. Este efecto ocurre porque la magnitud cambia de 3.4 (visible a simple vista) de máxima a un mínimo de 9.4 (invisible) en 11 meses.

Hechizo ahrimánico

Esto sucede con respecto a la astronomía de Mira. Su mitología es igualmente notable. Mira se ubica en la mitad superior del pecho o la región del timo del demonio ahrimánico: Cetus. Mi ilustración de Santa Fe en 1981 muestra la figura satánica como una marioneta débil, demacrada con sus alas cortas, representada en una postura de derrota o suplicante. En aquella época yo estaba desarrollando una versión mejorada del mito de Andrómeda, que incorpora algún material de Steiner, en gran parte cristocéntrico. Representé al demonio en un acto de rendición a un Bodhisattva, que representaba a la humanidad iluminada (constelación de arriba: CARNERO con Triangulum).

Matangi ensayo 2 c

En la versión tradicional, Cetus es un monstruo que viene a devorar a Andrómeda, la Diosa Caída –una variación de la narrativa de Sophia–. Andrómeda es encadenada a una roca, es decir, capturada por el hechizo del materialismo. Sin embargo, el hechizo recae más en la percepción de la humanidad de la Diosa y todo lo que es divino, dentro y fuera, que en la Diosa misma. Por ejemplo, un error de muchos años sobre el Gnosticismo afirma que los gnósticos odiaban el mundo material que consideraban un producto de una deidad satánica: el Demiurgo. Esto es simple desinformación sobre la visión gnóstica del mundo, originada por los Padres de la Iglesia que los condenaron por herejía. La visión correcta o corregida sería:

Los videntes gnósticos consideraban a la Tierra como la metamorfosis del Aeón Sophia caído, por tanto un mundo sensible y material inmanente con la divinidad femenina, permeado por la presencia divina de la sabiduría. Al mismo tiempo, vieron que la humanidad corría el riesgo de caer bajo el hechizo de la ignorancia, confundiendo el mundo material con un reino de materia muerta. Asociaban la ceguera espiritual e intelectual con el Demiurgo, no el creador de la Tierra sino un falso dios que afirma ser el señor del universo. Identificaban a Yahvé, el dios padre del Antiguo Testamento, con el Demiurgo. Su tarea ante la humanidad, en su opinión, era vencer al hechizo del Demiurgo y vincularse con Sophia, la sabiduría que permea todas las formas terrenales y confiere a la especie humana con genio e imaginación.

Entonces en 1981, y todavía hoy, considero el mito gnóstico del Demiurgo un mito instructivo esencial para la humanidad. Generalmente no me repito, pero esta es una lección mitológica que estoy obligado a repetir. Vivimos en un momento crítico con relación al mitema del falso dios creador. El Demiurgo puede ser considerado como un Timador, un mentiroso y un charlatán, pero uno que comete o induce a los humanos a cometer actos reales de perjuicio y maldad, yendo en contra del tejido simbiótico de la vida. Recordad que el mal viene de la ignorancia, la confusión de cómo funcionan nuestras propias mentes. El Timador es un arquetipo principal del inconsciente colectivo expuesto por C. G. Jung. La mayoría de los Timadores son aliados de la humanidad, pero ¿qué ocurre si uno estuviera yendo contra ella? Tal fue la advertencia gnóstica sobre el Demiurgo: la presencia en nuestra mentalidad colectiva que va en contra de nosotros, nos engaña nociva y maliciosamente. El Demiurgo es una figura satánica en el sentido de que va contra la humanidad: satanos en su sentido original significaba “adversario”, con la connotación de “un abogado, un sofista que argumenta engañosamente contra la verdad”.

Perseo, el Destructor, llega a su rescate: cogiendo la cabeza de Medusa, una serpiente monstruo representada por otra variable a simple vista, Algol, hace que Cetus quede paralizado y evita que el demonio devore a la diosa. El cuadro Cetus-Perseo-Andrómeda es un grupo de constelación múltiple en el cielo que hace referencia al mito sofiánico de nuestro sistema del mundo. Por tanto, este mito es tremendamente importante para entender el desafío planteado a la humanidad por los poderes “ahrimánicos” que devorarían nuestra sabiduría innata, el don de Sophia.

Andrómeda significa “la que protege a la humanidad” (andros, “hombre”), un epíteto que los eruditos fracasan en descifrar. Pero si Andrómeda es una representación de Sophia, la diosa de la sabiduría que se transforma en la Tierra, ella puede ser fácilmente reconocida como la guardiana de nuestra especie en general y del género masculino en particular. ¿En qué sentido Sophia/Andrómeda protege a la especie humana? El mito gnóstico cuenta que ella le otorgó a la humanidad el poder de la luminosa epinoia, la imaginación, para que pudiera reconocer y vencer al engaño del los “Arcontes”. Arcóntico y ahrimánico son términos sinónimos, excepto por que ahrimánico pone énfasis en el materialismo ciego de los poderes arcónticos. Cetus representa la percepción de la materia como muerta, una mera sustancia que hay que usar y desechar. Pero la sabiduría viva de Sophia, que permea en el mundo material y la psique humana por igual, protege a la humanidad contra el peligro de caer en la ilusión de la materia muerta, es decir, el materialismo.

¿Y cómo se aplica el mismo escenario de una forma particular al género masculino de la especie humana? Andro-meda: “hombre-escudo”. El Aeón Sophia y la totalidad de su conjunto gaiano de poderes sobrenaturales (el Shakti Cluster) son femeninas, sin un solo elemento masculino en la mezcla. La lección mitológica parecería ser: lo que protege al hombre de sus poderes destructivos específicos de género es lo femenino, aunque el hombre, representado como el héroe Perseo, parece salvar“la”. Podríais decir, él la salva porque ella lo protege de la autodestrucción. La ambigüedad mítica aquí expresa un tipo de pacto entre la Diosa y lo masculino: La Diosa y el Héroe. Ése es el tema del libro de Jean Houston, así como mi propio tratamiento de este pacto: The Hero-Manhood and Power.

En esta perspectiva, Cetus representa el desafío último para la humanidad por dos motivos: primero, la amenaza de ser consumidos por la ilusión del materialismo, generando una avaricia insaciable por el dinero y los recursos; y segundo, el riesgo de que el hombre macho ponga en peligro la vida debido a sus poderes depredadores que ahora se han vuelto contra la misma especie. El hombre cazador, que se ha excedido en su lujuria destructiva, finalmente persigue a los de su misma especie, pero la sabiduría de la Feminidad Divina y la Tierra misma protege esta parte de lo masculino que puede luchar contra la lujuria asesina y girar un poder super-decreciente heroicamente contra aquellos hombres que no pueden.

Podría escribir varias páginas más sobre este complejo mitológico. Baste con decir que la observación de la luna creciente en la cabeza de Cetus desencadenó una reacción en cadena de asociaciones basadas en esta sabiduría mitológica clásica. Al final de la cadena vi a Matangi, la que derrota al engaño, permaneciendo ante las mandíbulas del Demiurgo arcóntico, Yahvé, el Señor de los Clones. La hazaña final del materialismo no es el dominio de la materia o la dominación de todos los recursos del globo por un pequeño número de gente asesina y avariciosa. O no solo eso, de todas formas. Es, de manera más significativa, la reducción de los seres humanos a cifras y vacíos, no-entidades tipo clon en un sistema global que funciona con la muerte y la amenaza de muerte. El materialismo es la esclavización del espíritu humano a la sujeción mortífera de la autoridad. Es la transformación demoniaca de la gente viva en clones y convictos. El triunfo del sistema social que consume a sus propios miembros y aniquila el sentido de la humanidad.

Hoy, en la primera década del siglo XXI, no tienes que ser paranoico o ser propenso a las sobrecogedoras teorías de la conspiración para suponer, o como mínimo sospechar, que la vida en esta hermosa Tierra podría ser convertida en un campo de prisioneros. La esclavitud de la población humana, reducida a 500.000 y gobernada por un cuerpo de élite de psicópatas obsesionados con un complejo de raza superior, es el escenario más desfavorable para el planeta Tierra, en términos estrictamente humanos. Tal esclavitud y reducción de la población es el objetivo expreso y la meta real de los depredadores intraespecie de la mafia globalista que opera a través de la burocracia espectral de la ONU. Cetus/Ahriman representa el tipo de monstruosidad totalitaria que puede devorar a las vidas humanas en masa: la Rusia estalinista, China bajo Mao y ahora los EE.UU. (USA), el Asilo de Seguridad Unificada, el Gulag americano. Éste es el mundo donde, puesto “cualquiera puede ser un terrorista”, toda la gente tiene que ser reducida a reclusos que han de ser protegidos del terrorismo: “planeta prisión”. Claramente, éste no es el tipo de protección que proviene de Andrómeda.

Los gnósticos advirtieron del “planeta prisión” describiendo a los Arcontes (“gobernantes, autoridades”) como conserjes y guardas de prisión que controlan a los humanos con fórmulas de palabrería y contraseñas. Usan el engaño y la anomia, un comportamiento desviado que reta al desafío simplemente porque es tan extraño: por ejemplo, las creencias religiosas que patentan la estupidez superan a la razón en la primera ráfaga de protesta y encandilan a la lucidez con ficciones. Los teólogos gnósticos advirtieron que las creencias salvacionistas arcontifican a la gente, convirtiéndoles en zombis espirituales. “Jerusalem es el lugar de morada de muchos arcontes”. Es decir, la gente con un comportamiento arcónticamente modificado, asintiendo y zanganeando mecánicamente. Ellos anticiparon a los seres humanos convertidos en autómatas, esclavizados por dogmas autoritarios, paralizados por el miedo de hacer un movimiento contra “el Sistema”, es decir, ofender a Dios. Qué profético. Después de dos mil años de locura en aumento, la metáfora del penitenciario arcóntico está pagando por sus errores.

Habiendo reflexionado mucho sobre la figura Cetus/Ahriman, vi en un rayo de entendimiento que Matangi representa la fuerza de la venganza contra la tiranía totalitaria fundada en el poder desconcertante del abismo: el vacío moral donde surge la autoridad. Cetus/Ahriman es también la imagen de la ignorancia humana, que significa la capacidad para ignorar lo que es simple y obvio. Por ejemplo, ignorar cómo los banksters que orquestan una crisis financiera luego se giran y dicen que lo van a arreglar y mientras tanto huyen con billones de dólares. Éste es un ejemplo triple, por supuesto. Vienen a la mente ejemplos más flagrantes. Ignorar el mal cuando se burla de ti, cuando el presidente de los EE.UU. y el Secretario de Defensa abiertamente hacen la señal de dios astado, un gesto satánico que recuerda a la cabeza de la constelación de Cetus. Y todo el tiempo sonríen alegremente, regodeándose. “Sí, somos el mal y nos encanta. ¿Y qué vais a hacer al respecto, vosotros tontos ignorantes?”

Para aquellos miembros de la mafia globalista desviados patológicamente, los depredadores intraespecie y los banksters y burócratas y matones de operaciones especiales en su trabajo, el mal es un juego que disfrutan. La ignorancia del mal favorece su prevalencia.

El mal gobierna solo si la norma del mal pasa desapercibida. La norma del mal es el engaño. El mal no puede prevalecer en ninguna sociedad o mente humana individual sin el engaño como regla principal de su juego. Y el mal es un juego, un juego de timadores. El problema es que el daño del juego del mal es real. El 11-S fue un vasto despliegue de magia de timador, simulación y farsa de vídeo, pero el horror fue real. Los depredadores intraespecie gozan con el horror como tiburones en frenesí alimenticio.

Kala y VV.

Matangi, Mahavidya de papel único: la única timadora femenina.