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Javier Krahe, un aedo contemporáneo

Ya han pasado más de 6 meses que murió nuestro amigo Javier Krahe. Desde que lo descubrimos siempre nos ha acompañado y hoy me siento con la necesidad de darle el reconocimiento a su valentía, gracia y creatividad.

Hemos disfrutado mucho de la mezcla mágica de sus composiciones: su alquimia personal de música y letra, su poesía cantada. Durante sus últimos años lo estuvimos disfrutando sabiendo que su música iba dirigida a la Musa, que su función fue como la de aquellos aedos que componían y cantaban la sabiduría que emanaba a través de ellos desde lo sobrentural, desde la misma Musa. Sabíamos que estábamos disfrutando de un auténtico aedo contemporáneo.

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El brillo de los milisegundos

Los milisegundos tienen una cualidad brillante: como yo la entiendo, se encargan de hacernos vivir las escenas con una cierta intensidad o claridad produciendo cierto placer cognitivo.

Éxtasis cognitivo

El momento de la apreciación de los milisegundos viene solo, la «dificultad» es estar atento a los acontecimientos que suceden delante de tus narices. En mi caso, lo experimento con cierta frecuencia en el ocaso del día cuando convivo con mis hijas y mi mujer. Es un verdadero placer vivir este tipo de conexión o brillo.

JM

¡Afrontar que ser!

Nos hemos encontrado con un juego en el que se afloja esa manía de ejercer nuestro ego, se diluye eso que siempre hemos usado para situarnos dentro de la macabra historia del jcibu que tanto nos condiciona, esa historia fea que sin apreciarlo nos maneja y decide por nosotros el cómo vivir nuestra propia vida.

Hemos practicado el juego de los infinitivos y ha resultado de lo más divertido y regenerador, y hemos comprobado que nos acerca al otro y que nos comunica sin las cargas adquiridas con las que normalmente nos expresamos, sin ese lastre que le ponemos a las palabra y que nos separa de los demás.

El juego consiste en usar la forma verbal del infinitivo en lugar de cualquier otra. Así, si quiero decir «Me gusta la cerveza», diríamos «Mi gustar la cerveza», «Gustar la cerveza» o «Gustar cerveza».

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El reconocimiento de los guerreros

En una sociedad dirigida por cobardes empedernidos, dónde las cuestiones mundanas son simulacros de la verdadera libertad, se hace necesario el autorreconocimiento como guerrero, con todo lo que este término implica, y al mismo tiempo el reconocimiento en los mismos términos de aquellos con los que convivimos. ¿Qué hace un guerrero sin una guerrera a su lado? ¿Qué hace un guerrero si no se rodea de guerreros? ¿Qué hace un guerrero solo en este mundo tan maravilloso que necesita ser explorado, expresado y vivido?

Es un placer sentir la existencia desde este punto de vista, innecesario en otro contexto social. El sentimiento de que tus actos vayan dirigidos a la mejora de la cualidad humana (seguramente a través de su descripción), de que tus acciones vayan dirigidas al reconocimiento de los talentos que todos tenemos y a apreciar a la belleza que todos somos capaces de expresar, sentir y vivir, esa sensación es de lo más placentera y dinamizadora. Mueve algo dentro de mí, dentro de todos, un motor de cambio interior que se expresa inevitablemente hacia fuera. Contagia y se multiplica. No el personaje que vivimos sino la expresión y la descripción de ese personaje, reconociendo lo que fluye a través de él: ¡La fuerza de la vida! ¡La fuerza que sostiene la vida! Ishtar, Demeter, Aniruddha, Prithivi, Spandarmat, Mujer Araña, Sthevara, Asteroth, Arianrhod, Ariadne, Ceridwen, Rhea,  Bhudevi, Kore, Magna Mater, Gaia, Sophia… ¡La Naturaleza sensible!

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¡Existe otra historia que vivir!

El Buda histórico, Shakyamuni, dio dos enseñanzas: una escrita, que se convirtió en el Budismo (bu), una pandilla de castradores patriarcales al igual que sus amiguitos los patriarcas abrahámicos del Judaísmo, el Cristianismo y el Islam (jci); la otra enseñanza la dio solamente oral. El texto de abajo de Glenn H. Mullin en Budas femeninas(*) ejemplifica esto último.

El sistema originalmente se enseñaba a petición del rey Indrabhuti [quien] explicaba al Buda que necesitaba una técnica especial, porque su labor de rey lo mantenía muy ocupado llevando los asuntos de estado y, a consecuencia de ello, el único tiempo que le quedaba para su meditación era cuando hacía el amor con sus mujeres. Buda se rió, se manifestó como Vajradhara y le transmitió el Guhyasamaya. Puesto que Ananda [el primo de Buda que estaba presente] no era lo suficientemente maduro como para escuchar la enseñanza, Buda y su séquito, así como Indrabhuti y otros destinatarios, realizaron un cambio en su forma y se reunieron dentro del órgano sexual de la principal Buda femenina del Mandala Guhyasamaya. Esta enseñanza se llama “Reunión Secreta” por el lugar donde tiene lugar.

Shakyamuni Mudra Tocar la Tierra
Shakyamuni realizando el mudra de «tocar la tierra» (a Gaia), momento en el que recibió su iluminación.

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¡Me voy al lugar donde en éste no estoy!

Llevo tres días en los que miro desde un lugar que me sitúa en la realidad, fundamentalmente durante las situaciones cotidianas que transcurren con mi familia, mi dulce familia. Mi atención hacia mis hijas y mi mujer se adapta a lo que sucede dentro de ellas.

Me voy al lugar donde en éste no estoy
y de ahí vuelvo sin mí,
observo, aprendo, escucho, acompaño,
y ellas conmigo y sin mí.

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Fractal de Benoît Mandelbrot

11 de KaliMa’16

JM

Javier Krahe: Conmigo y sin mí

La magia se aprecia en milisegundos

El tiempo arcóntico es un gran problema para llevar una vida conectada con la naturaleza: las estaciones no están ajustadas con los ritmos naturales de la naturaleza, los meses de esta sociedad no atienden a la fuerza que tiene vivir los meses lunares y, por si fuera poco, nos imponen un segundo sin mucha chicha.

Existe un estado mental en el que la intensidad de la percepción se agudiza hasta un punto en el que el concepto de milisegundo entra en juego. Basta con vivir 5 segundos en ese estado para saber que han pasado 5.000 milisegundos. En ese momento, desaparece la cotidiana sensación del transcurso del tiempo al que estamos acostumbrados y con ella también lo hace lo que se denomina nuestro ego: la experiencia interior propia separada de casi todo lo que nos rodea.

La cosa va mejorando con el tiempo; cuando te das cuenta de que 5 segundos se convierten en 5.000 milisegundos, los siguientes miles milisegundos están ahí esperando para ser vividos, para ser disfrutados. La sensación se va haciendo cada vez más estable y duradera, guiada por el placer que supone estar viviendo una experiencia verdaderamente intensa.

JM

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Las relaciones son materia

Ya hemos hablado aquí de esos principios orientales (traídos por Sr. John Woodroffe) que se consideran metafísicos y que para nosotros son realmente físicos. ¡Como para no tratarlos de ese modo! Si no, observarlos a ver qué os parecen:

  1. La materia y la conciencia son coemergentes y coeternas.
  2. Todo es materia.
  3. No existe gradiente en la conciencia.
  4. La belleza de la historia que amas se ajusta y genera el poder para vivirla.

En nuestro desarrollo experimental de este escenario, nos hemos dado cuenta de que si todo es materia (hipótesis inicial del experimento) necesariamente las relaciones también lo son, entre el resto de todo lo demás. Las hemos visualizado como un elemento material que está entre dos o más animales humanos. Es como que hay una parte material de nosotros que se ajusta y se acopla en el otro o los otros, como dos piezas distintas que encajan de un modo concreto.

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De oruga a mariposa: la noche oscura del alma

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Nos acercamos al solsticio de invierno, el día de menos luz del año. Justo en este momento atravieso por un proceso intenso de oscuridad (algunos lo llaman «La noche oscura del alma»). ¿Cómo lo quiero llamar yo? Desde luego, noche oscura del ama suena quizás demasiado tétrico, prefiero denominarlo «de oruga a mariposa», ahora que comienzo a entender el proceso de transformación que estoy experimentando.

Yule y Yuletide, al igual que la «Festividad de yalda» (una fiesta invernal iraní), son términos arcaicos indoeuropeos usados para referirse a la tradición antigua que observa los cambios naturales causados por la rotación de la tierra alrededor del sol y sus efectos en la cosecha alimenticia durante el solsticio de invierno. El solsticio de invierno marca el momento de las noches más largas del año; el sol parece estar a punto de extinguirse. Este periodo dura doce noches, desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero. Según la tradición, en este tiempo los reinos de los vivos y los muertos entran en comunicación. Encontramos este motivo mítico en los celtas, los griegos, los germanos y los indios védicos. Pero, lejos de significar un tiempo de oscuridad, los antepasados de los europeos lo celebraban como anuncio indudable del próximo retorno del Sol y del renacimiento de la vida que no muere bajo el frío invernal.

Desde luego, me he sentido tambalear, mi sostén se deshacía bajo mis pies y ya no sabía dónde pisar, !todo un desmayo al que no me dejaba caer! He impuesto una resistencia debido a mi relativa ignorancia del proceso natural que se produce en esta época del año y a mi incapacidad para  gestionar mis emociones en consecuencia . Sin duda, el estudio de la astronomía me ha mantenido con el rumbo fijo y me ha ayudado a atravesar esta aventura excepcional que aún no ha terminado. Pero si ahora miro mis pies ya veo dónde piso, veo mi sostén, el mito que amo que es la Tierra y que en mí se expresa  a través de la comprensión y la narración de las verdaderas inspiraciones que guían a la humanidad a sus más altos logros a largo plazo. Desde luego, el cielo es una de esas grandes inspiraciones de la humanidad, siempre lo ha sido. Y nuestras tradiciones más ancestrales han estado muy ligadas al cielo y a los árboles, que nos conectan con el cielo.

M. Chabot dice que “en los tiempos paganos, en las fiestas de Jul, celebradas a finales de diciembre en honor del retorno de la Tierra hacia el Sol, se plantaba ante la casa un abeto del que colgaban antorchas y cintas de colores” (La nuit de Noël dans tous les pays, Pithiviers, 1907). Pero el árbol no aparece sólo en la tradición germánica: gracias a Virgilio sabemos que en Roma, durante el periodo de las saturnalias, se colgaba en la plaza pública un árbol cargado de juguetes.

Nos hallamos aquí en presencia de otro elemento inseparable de la mentalidad mítica europea: el árbol como símbolo sagrado, como eje o pilar del mundo; un árbol que para los celtas era una encina o un roble, un fresno para los escandinavos (el famoso fresno Yggdrasill) y un tilo para los germanos. El árbol, con su impresionante estructura, sus hojas, su tronco y sus raíces, es una representación del cosmos y de su organización; pone en contacto los diferentes niveles del mundo (el cielo, la superficie y el reino subterráneo); une el presente, el pasado y el futuro, y liga al hombre con su linaje y su devenir. Vínculo de lo continuo y lo discontinuo, representa la vida que nunca acaba y por eso es símbolo de la regeneración perpetua de la vida. Exactamente del mismo modo que el solsticio de invierno da testimonio del renacimiento eterno del sol.

Y con todo este trasfondo natural, me encuentro yo, un único y singular animal humano en medio del inmenso movimiento del cosmos y, en este momento de máxima oscuridad, el sentimiento de pequeñez y vulnerabilidad se hace más grande, más patente, más notable. Y esa sensación de vulnerabilidad, de muerte momentánea trae consigo un nuevo renacer, un flujo continuo de vida tras la muerte y una corriente de regeneración, de deshecho de valores inútiles, de revisión y reafirmación de lo único, lo verdadero, lo perdurable y lo real. ¿Y cuál es la verdad de todo esto? Bien, igual que la oruga se retrae hacia adentro siguiendo su propio impulso natural para, sin siquiera saberlo, transformarse en una mariposa, yo me he escondido en mi crisálida de soledad y oscuridad para coger el impulso necesario hacia una nueva realidad que reaparece a partir del solsticio de invierno con el nacimiento del sol.

RG

El reconocimiento de los talentos

No hay talento sin reconocimiento, primero hacia dentro y simultáneamente hacia afuera.

Se hace necesario encontrarnos a nosotros mismos en los talentos más incipientes, más claros, aquellos que los demás nos reflejan en nuestras relaciones, para que al mismo tiempo «surjan» delante de nuestros ojos los talentos de los demás. Es como que si no me reconozco no soy capaz de reconocer a nadie.

Nosotros llevamos un par de meses tratando este tema y observamos que brotan como una necesidad para la reconexión con Gaia. Sentimos la absoluta complementariedad de todos y cada uno de los talentos, donde cada cual ofrece el suyo al resto, todos disfrutando de todos, un baile de talentos únicos entretejiéndose.

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JM

Tres escenarios, un experimento

Quisiera plantear un escenario experimental que a nadie mate, ni agreda, ni ofenda. Es posible que este experimento pueda hacer saltar de la silla a algún animal humano con necesidades imperiosas de salud sexual, cosa que desafortunadamente es  muy abundante en estos momentos de la historia de la humanidad.

Se trata de plantear tres escenarios cuya gestión requiere del uso del baile de la Nous. El planteamiento inicial nace de la premisa (axioma) de que la adicción es una cuestión que nos puede enseñar mucho y no ese concepto que existe en la mente colectiva: algo que provoca la muerte, la marginación social y el desprecio de todo aquel que se vea tristemente empoderado por el cliché social. Seguir leyendo Tres escenarios, un experimento

Si todo es complementario, …

Lo bueno de seguirle el rastro a las sensaciones es que se aprecian cada día con más claridad. Dentro de la cuestión del sexo, un día me hice estas preguntas:

¿Por qué los hombres sentimos algo parecido a la vergüenza y las mujeres aprecian una cierta repulsión o asco por el Lingam?
¿Ése es realmente nuestros instinto natural?
¿Podemos hacer algo para manejar este término dentro de un contexto sano?

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Como es adentro es fuera, ¡O no!

Formulando de otro modo la conocida frase «Como es adentro es fuera» (que aparece  en Kybalión, un tratado esotérico cuya fuente se asocia a Hermes Trismegisto), hace que se mueva algo distinto dentro de mí. Si la miramos al revés, «Como es fuera es adentro», parece que tiene cierta dinámica interesante.

Por ejemplo, en el reconocimiento de todo lo que hace nuestra pareja (hablo en primera persona), desde fuera se ve un acto verdadero de amor a la vida. Ella demuestra continuamente, día a día, el amor que tiene a lo vivo, a su vida, a sus crías, a su entorno más próximo. Estos hechos, que demuestra cada día (fuera), me llevan a conocer lo que lleva en su interior (adentro). Seguir leyendo Como es adentro es fuera, ¡O no!

Una hora tiene 3.600.000 milisegundos

Lo cierto es que el tiempo medido en segundos me deja un poco fuera de juego. Pensando un poco…, ¿cuántas emociones, sensaciones o  imágenes pueden pasar por el cuerpo de un animal humano sano en un segundo? ¿Cómo se puede medir el instante en el que ocurre una sensación? Pues no creo que sea una cuestión sencilla de investigar, pero desde el día en que pensé en milisegundos la cosa parecía estar más clara.

Observé que 15 minutos son casi un millón de milisegundos. ¡Un millón de milisegundos esperando ser testigos de una imagen, de una caricia, de una sensación cargada de presente, pasado e incluso, bien afinada, de futuro!

JM